El pasado minero de Almería es un capítulo fascinante de su historia, marcado por la extracción de recursos minerales como hierro, oro o plomo, lo que transformó tanto su paisaje como su economía desde el siglo XIX hasta mediados del XX.
La provincia cuenta con antiguos focos mineros de gran importancia que llegaron a ser epicentros de la actividad industrial en Andalucía, generando un desarrollo económico que dejó una huella duradera.
Algunos de estos puntos son Rodalquilar, en el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, especialmente conocido por sus minas de oro, que funcionaron entre 1883 y 1966; Lucainena de las Torres, que destacó por sus hornos de calcinación de mineral de hierro, activos hasta 1943, o Las Menas de Serón, una de las minas de hierro más grandes y activas de Almería, que sobrevivieron hasta los años 60 del siglo XX.
Precisamente, es en este último punto, un área que sigue siendo un interesante sitio tanto histórico como para realizar actividades en la naturaleza como rutas de senderismo, encontramos una iglesia de estilo centroeuropeo dedicada a Santa Bárbara, patrona de los mineros y del arma de Artillería.
El poblado minero de Las Menas de Serón llegó a albergar a cientos de familias en una comunidad que incluía viviendas, escuela e instalaciones de ocio. Al frente de su explotación se encontraba la Sociedad Minera Cabarga San Miguel, filial de la naviera holandesa W. H. Müller.
Su director era el madrileño Alfonso de Sierra, ingeniero de minas procedente de una familia con gran devoción religiosa, que había sido destinado a Almería durante esos años, y cuyos tres hijos de su matrimonio con Carmen Ochoa nacieron ya en el municipio de Serón.
El matrimonio decidió construir en Las Menas una ermita de estilo holandés, descrita por el autor Miguel Reche ('Minas de la sierra de Los Filabres. Serón 1870-1970, Miguel Reche Sánchez, 2009) como una “capilla de gran belleza y sencillez arquitectónica, techumbre de pizarra roja, paredes blancas y torre de forma cónica y puntiaguda, queriendo arrastrar el espíritu hacia el cielo”.
Desde su construcción, la ermita sufrió numerosos destrozos y actos de expolio, incluyendo la desaparición de la imagen de la santa, posteriormente reemplazada por una figura similar. Además, un fuerte huracán derribó gran parte de su torre-campanario. A lo largo de los años, ha sido objeto de varias remodelaciones, la última de ellas en 2001, cuando se logró restaurar su aspecto original.
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