El huracán de 1958

En la mañana del 22 de diciembre, un viento del Suroeste dejaba una imagen para la historia

Las aguas del mar se adentraron dentro. Colección Andrés Aguilera.
Las aguas del mar se adentraron dentro. Colección Andrés Aguilera. La Voz
Pepe Cazorla
19:29 • 13 dic. 2024

En vísperas de Navidades, un viento asemejado a huracán y con una velocidad superior a los 125 kilómetros produjo derrumbamientos, abatió árboles e inutilizó líneas de comunicación y eléctricas en Adra. En la zona portuaria el temporal creo una situación a las embarcaciones amarradas que algunas, llegaron a zozobrar sin que afortunadamente no hubiesen víctimas. La borrasca atlántica se desarrolló rápidamente y acabó atravesando desde occidente al oriente andaluz. A su paso, dejó rachas de viento huracanadas, un gran oleaje, lluvia abundante y daños en las infraestructuras de toda la zona.



En la mañana del 22 de diciembre de 1958 un viento del Suroeste huracanado dejaba una imagen para la historia. También ese mismo día, se celebraría el Sorteo de la Lotería de Navidad, dejando ‘el gordo’, curiosamente a una sola persona que había comprado casi todos los boletos. Distintos temporales. El fuerte oleaje, saltaba por encima de la escollera del dique de Poniente abderitano, penetrando el agua en la bahía, y, por la zona de costa de poniente hasta el mismo linde de la carretera N 340.



Las olas llegaron con gran violencia enterrando las artes de pesca que había extendidas en aquella zona y arrastrando algunos botes, que allí había varados, hasta debajo del puente del llamado barranco del Cercado. Las aguas se habían introducido de una manera violenta, encharcando grandes extensiones. Los efectos negativos sobre las infraestructuras portuarias recién acabadas se dejan sentir con la destrucción de veinticinco metros de espigón pantalla contiguos al morro. Asimismo, causaba impresión contemplar con rabia contenida el gran número de árboles derribados que la violencia del huracán había provocado.



La zona portuaria se veía fuertemente afectada por la impetuosidad del vendaval, en toda la extensa longitud frontera al mar. En tierra, el viento arrancaba techos de uralita de muchas viviendas. Las fachadas de casas antiguas iban al suelo junto a cornisas y hasta balcones de viviendas fueron desprendidos por el vendaval. A un gran número de viviendas se les destrozaron las cristaleras de miradores y ventanas.



El arbolado sufrió importantes daños y algunas de las barracas instaladas junto al puerto fueron destrozadas. Desde el primer instante y una vez calmadas las aguas y viento, se adoptaron las medidas para la pronta reparación de las averias que se produjeron y poder restablecer con toda urgencia los servicios más vitales. Hubo ejemplaridad y eficacia del personal de la compañía suministradora de fluido que llegó en algunos momentos a poner en riesgo sus vidas, dadas las difíciles circunstancias en que hubieron de actuar. La eficacia de estos trabajos motivaron que en las primeras horas de la noche, el servicio quedara completamente restablecido en la localidad.



Almería capital 



La capital almeriense despertó sorprendida por un fuerte viento con la velocidad y el sonido propio de un huracán desde las 07:50 hasta las 08:30 horas de la mañana un viento huracanado que alcanzó la velocidad de hasta 125 kilómetros por hora y una presión de 75 kilogramos por metro cuadrado de superficie, produjo también una tormenta rápida y aparatosa, acompañada con lluvia y granizada.



Entre la desolación y pánico se podían ver algunos de los daños causados por el furioso temporal. Las calles y plazas de la ciudad amanecieron llenas de cascotes, restos de persianas y otros objetos. Infinidad de árboles cayeron al suelo bloqueando calles y caminos. En unos almacenes del Martinete (Barrio de San Roque), donde se alojaban varias familias, el viento arrancó el techo de uralita. Muchas cuevas de los suburbios de La Chanca se derrumbaron e inundaron y sus moradores tuvieron que ampararse en otras cuevas colindantes.


Desperfectos en casas y derribo de una de ellas en la Plaza Vieja. En un almacén de la calle de Cordoneros, se derrumbaron los tabiques. En la iglesia parroquial de San Roque, las cristalerías del altar mayor las destrozó el viento, no pudiendo celebrarse la Santa Misa en e que se tuvo que utilizar para el culto los restantes altares del templo. Los floreros dedicados a la Virgen del Carmen fueron tirados por el fortísimo viento y algunas tejas de la techumbre. En la carrera de Nijar (Los Molinos, La Cañada y El Alquian), los daños, en el arbolado fueron muy importantes, afectando igualmente el daño, a techumbres y viviendas. Una casa en construcción, detrás del Seminario Diocesano, la derribó el vendaval.


Embarancaron por el efecto huracanado en la playa (desde Torregarcía a Cabo de Gata), las embarcaciones pesqueras "Yo te esperaba" y "Pepito Quero’ entre escenas trágicas de las familiares de los pescadores. Éstos fueron atendidos debidamente en la Casa Cuartel de la Guardia Civil de aquel lugar siendo recogidos posteriormente y trasladados a la ciudad en un autobús. Las embarcaciones pesqueras hundidas en el puerto fueron el ‘San Gerónimo’ y el ‘Lolita Martínez’. La capital no tuvo comunicación telegráfica y telefónica con los demás pueblos de la provincia hasta el amanecer; tampoco hubo fluido eléctrico. Incluso fue deficiente la comunicación telefónica dentro de la propia capital. La única comunicación entre Madrid - Almería fue la de receptor por onda corta y aparato Hells.


En el Estadio de la Falange, el viento tiró la pared correspondiente a la general de fondo en su casi totalidad. También el terreno de juego como las pistas de atletismo quedaron cubiertas por el agua sumándose los accesos al campo donde cayeron también algunos árboles.


Llegaban noticias así mismo de estar en el suelo, a causa de haber sido arrancadas por el viento, la producción de naranja de los pueblos de Gádor, Rioja, Pechina. Benahadux, Santa Fe, y otros. El Gobernador civil interino; Joaquín García, se personó en varios lugares afectados por el huracán. En el paraje de la playa, situado, entre el Náutico y el cargadero de la Compañía Andaluzas de Minas (cercanías del antiguo Balneario "Diana"), comprobó la tragedia vivida por las doce familias que ocupaban las chozas, llamadas vulgarmente ‘Villa Cajones’ Estas familias, que fueron auxiliadas en sus momentos de zozobra por los propios productores de dicha Compañía de Minas fueron alojadas en el comedor de la misma, pudiendo salvar la parte de sus enseres.


La primera autoridad civil gestionó inmediatamente el caso. Se les dió comida facilitada por el Auxilio Social. El Ayuntamiento habilitó el Grupo Escolar de la Ciudad Jardín y el Hogar Municipal para dar albergue a las damnificados, dando Ias oportunas instrucciones para auxiliar a cuanto necesitaran los mismos.



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