El próximo día 30 de abril hará un año que se inauguró el Archivo Diocesano. Un lugar llamado a recoger la historia de la provincia vista a través de los ojos de la Iglesia Católica, y que solo con traspasar la puerta de entrada te transporta a otros tiempos.
Se trata de un archivo que “está naciendo”, según explica su propio archivero, Victoriano Montoya, y en el que se van a reunir “todos los documentos generados por la curia diocesana a partir de 1939, porque los anteriores se han destruido, tenemos también la hemeroteca de la curia, y la biblioteca del Palacio Episcopal” si bien, la parte más interesante para los investigadores serán “todos los archivos parroquiales históricos de la diócesis” que quieren que estén allí concentrados antes de que acabe este año.
Se congregan allí “por varios motivos, por seguridad, porque se han cometido muchas aberraciones, por razones de comodidad para los investigadores al ser más fácil que todo esté en un sitio, y por custodia del soporte del libro ya que tenemos unas condiciones que no tienen las parroquias en cuestiones de humedad, de desinsectación, entre otros”. Si bien es un proceso lento ya que “hablamos de libros que llevan muchos siglos aclimatados a un lugar y que el transporte debe realizarse en unas condiciones muy específicas ya que debe hacerse para evitar el deterioro”.
Precisamente esos libros parroquiales son los que más interesan ya que “comienzan a principios del siglo XVI, de hecho el más antiguo es de Fiñana del año 1519, y en ellos se recogen bautizos, comuniones, matrimonios...”.
Explica además Montoya que algunos son libros mixtos, como el más antiguo, ya que “hasta el Concilio de Trento no es obligatorio llevar los libros sacramentales tal y como los conocemos nosotros hoy, desde entonces hasta hoy no ha cambiado nada de nada. Este libro es mixto porque contenían bautismos, matrimonios, testamentos, todo en un mismo sitio”.
El motivo principal por el que los archivos parroquiales son tan importantes es porque las investigaciones mayoritarias son para establecer árboles genealógicos. Así, explica el archivero diocesano que “hay una gran cantidad de solicitudes que llegan vía mail y correo postal. Calculo que son entre 170 y 200 peticiones al año de todos los rincones del mundo como Brasil, Francia, Alemania, Filipinas”. Así localiza que “de Hispanoamérica nos llegan muchas peticiones de partidas que acrediten antepasados españoles para temas de ciudadanía, y de Centroeuropa vienen muchas para completar árbol genealógico”.
Acceso al archivo
Para poder acceder al archivo hay que “solicitar bien personalmente bien por solicitud escrita ya sea vía mail o por correo, el poder investigar en el archivo. Si no hay ningún inconveniente que no suele haber, podría ser alguien solicita investigar los libros y tenemos constancia de que no lo ha hecho bien aquí o en otro lugar, se solicita el documento y en la sala de investigadores puede consultarlos”.
Cabe recordar que solamente se pueden consultar los documentos que tengan más de 100 años ya que, la Iglesia protege la privacidad de esos documentos durante todo ese tiempo.
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