La crisis y el paro ‘empujan’ a los jóvenes a la agricultura

La crisis y el paro ‘empujan’ a los jóvenes a la agricultura

Antonio Fernández
01:00 • 10 may. 2013

La organización agraria COAG ha analizado los datos de las solicitudes realizadas en el último año por parte de los jóvenes para incorporarse a la actividad agraria, al amparo de las medidas de apoyo emanadas de la Unión Europea, y el resultado es que se produce un fuerte incremento en las solicitudes con respecto a años anteriores.
Según los datos ese aumento se cifra en el conjunto nacional en un 78 por ciento, aunque en Almería se queda entre el 12 y el 20 por ciento. En cualquier caso un cambio sustanciual de la tendencia con respecto a años anteriores.
Los representantes de Coag sostienen que este cabio responde a la alta tasa de paro juvenil (por encima del 57 por ciento), la ausencia de alternativas laborales en las zonas rurales y también el fuerte potencial de crecimiento del sector agroalimentario español, un sector que en el caso de Almería está resistiendo de forma notable la crisis económica.
Interés ‘sin precedentes’
Ese 79 por ciento de aumento supone, según Coag, un interés sin precedentes por acceder a la profesión de agricultor y, en menor medida, ganadero. El resultado de ese interés es que más de la mitad de los jóvenes agricultores, un 53 por ciento, trabajan en la actualidad por cuenta propia, y un 32 por ciento lo hace para el negocio o la explotación familiar.
A la hora de valorar la decisión de incorporarse a la actividad agraria, los jóvenes citan como factores principales la cercanía del puesto de trabajo a su lugar de residencia, la independencia que existe para tomar decisiones, las relaciones entre compañeros de profesión o el tipo de actividad. Las dudas se basan en la rentabilidad económica de la actividad o el reducido margen para compaginar el trabajo con otras actividades. En general, el nivel de satisfacción de los jóvenes que llegan a la agricultura es bueno.
Según los datos del Consejo Europeo de Jóvenes Agricultores, cada joven que se incorpora a la agricultura genera ocho puestos de trabajo indirectos en el medio rural, un dato de una importancia decisiva dada la situación de grave crisis económica y la brutal tasa de desempleo entre los jóvenes.







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