J.T., el hombre acusado de la desaparición de Juan Antonio Sánchez en la madrugada del 20 de diciembre de 2009 declaró ayer ante el tribunal que “no conoce” al desaparecido ni recuerda haber percibido su presencia en la puerta de una discoteca de la capital en donde ambos coincidieron la noche en la que se le perdió la pista al ejidense y en la que el procesado “durmió solo” en las inmediaciones del Auditorio Municipal Maestro Padilla.
En su declaración en la vista que acoge la Audiencia Provincial de Almería, el acusado contestó a las preguntas del fiscal, acusación particular y defensa por la desaparición de Juan Antonio Sánchez así como por la de Angel Benjamín C.C., un joven ecuatoriano con el que convivió durante una temporada y cuya desaparición fue denunciada el 31 de agosto de 2007.
El acusado relató a preguntas de la Fiscalía que en la noche en la que se perdió la pista al ejidense, él había estado antes en otro establecimiento situado en la zona de Oliveros donde había bebido en compañía de otras dos personas, si bien posteriormente acudió “solo” al pub de ambiente gay Drácena donde no se le permitió la entrada y en donde supuestamente habría coincidido con el desaparecido.
El procesado, que señaló que “a veces sí y a veces no” tiene tendencias homosexuales y que ha mantenido encuentros con hombres a cambio de dinero, explicó que habló “con varias personas” que entraban y salían del local, si bien ha negado en todo momento que abandonara el lugar acompañado.
Aviso de bomba
En este sentido, según precisó a preguntas de la acusación particular quepide 34 años de prisión frente a los 27 años y 9 meses de la Fiscalía; J.T. telefoneó desde una cabina y su móvil tanto a la policía como a los servicios de emergencias para decir que había una bomba en el interior del local, para lo que también habló en árabe, aunque, según ha apuntado, “nadie le hizo caso”.
El acusado, que ha descartado que acudiera al pub en busca de clientes ya que esa noche “no necesitaba dinero” por lo que, según su versión, no mantuvo ningún encuentro sexual; se retiró al Auditorio Maestro Padilla de la capital en busca de un sitio “tranquilo” para “dormir” ante la imposibilidad de hacerlo en su domicilio por no poseer la llave del portal. A la mañana siguiente acudió a una cochera situada en la Vega de Acá y que solía frecuentar y negó que al día siguiente ofreciera tabaco a unos vecinos con los que, “no recuerda”, haber estado. En esta línea tachó de “mentira”, a preguntas de la Fiscalía, que discutiera con estos vecinos que vivían en un cortijo cercano por haber “hecho algo” a un hombre español.
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