Otro de los indicadores de que el verano ha llegado al municipio es el inicio del “temido” botellón. Temido por los vecinos del Paseo Marítimo de Aguadulce, que sufren cada fin de semana, a partir de hoy, los ruidos de los cientos de jóvenes que se reúnen para beber.
Para intentar evitarlo, la Policía Local vuelve este año a patrullar la costa con varios dispositivos que recorren desde el Puerto hasta el Pocico.
Medidas disuasorias
Los agentes acuden a la zona con la experiencia del año pasado, cuando su presencia sirvió para disuadir a muchos jóvenes de beber en la calle, mientras que otros muchos optaron por trasladar la ruidosa reunión a la orilla de la playa, donde la policía local ya no puede actuar.Desde allí, el botellón deja de causar molestias a las plantas bajas de los edificios en primera línea, pero empieza a molestar a los pisos más altos, hasta donde sube el ruido de los grupos.
El dispositivo policial realiza específicamente un control de establecimientos no autorizados de venta de alcohol, controles de alcoholemia en distintos puntos de la localidad como medida disuasoria e intervención de bebidas alcohólicas a menores de edad.
Las patrullas nocturnas consiguieron suavizar el año pasado el problema en la costa roquetera. Sin embargo, los agentes son conscientes de que la desaparición de esta práctica en verano es prácticamente imposible.
El botellón se mueve
La propia geografía del municipio, que posee una franja muy amplia de costa, hace que cuando se consigue que una zona deje de servir como ‘botellódromo’ de fin de semana, surge otra nueva donde se reúnen los jóvenes. De hecho, en la propia Aguadulce, la práctica del botellón se inició en la zona de las Fases y el centro comercial 501, un momento en el que se instauraron también patrullas nocturnas. Más tarde sería el Puerto Deportivo, que tras la aprobación de la Ley antibotellón, se valló y vigiló para evitar las reuniones.
En la actualidad, el botellón se ha dispersado por toda la costa de Aguadulce, lo que multiplica el trabajo de los agentes de la Policía Local. Los jóvenes se reúnen para beber en cualquier punto entre el Puerto y Villa África, si bien el control policial hizo el año pasado que los botellones llegaran hasta El Pocico a través de la propia playa, a donde optaron por trasladarse los encuentros.
También en la Urba
Las patrullas a pie cuentan con apoyo de vehículos por la zona preparados para cuando se necesita un refuerzo. El dispositivo se instala antes de que comiencen a llegar los jóvenes para que la presencia de los agentes de la Policía consiga evitar que comiencen a consumir bebidas alcohólicas en la calle.
El problema no es exclusivo de Aguadulce, sino que también en la zona de la Urbanización se dan molestias entre los vecinos por la existencia de botellones, aunque de menor tamaño.
En esta zona, las patrullas de la Policía Local tratan de evitar que las reuniones de jóvenes se realicen en zonas ajardinadas. En el Paseo Marítimo de esta barriada turística se realizan también controles permanente para evitar los pequeños robos y la venta ambulante o autorizada que prolifera durante la temporada estival.
En los paseos también patrullan desde finales del primer trimestre del año agentes en bicicleta que están consiguiendo mejorar considerablemente la seguridad.
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