Los camping de todo el litoral de la provincia se enfrentan al mismo problema: la acampada ilegal de larga estancia en las costas de Almería. Para el camping de Roquetas de Mar, esta problemática, unida a la crisis económica, hace que la situación sea “alarmante” para su supervivencia, tal como explica a LA VOZ el gerente del establecimiento, Fabio Méndez: “Aunque la acampada irregular de caravanas es mucho más masiva en invierno, también se produce en verano, con unas 50 caravanas y unas 60 tiendas entre los meses de julio y septiembre en las playas de Roquetas de Mar”, según los cálculos del gerente, cifra que en invierno “es de unas 300 caravanas”.
Sin clientes El mes de junio es, desde 2004, temporada “bajísima” para el campamento. Este año la ocupación del establecimiento, que tiene capacidad para alojar a 2500 personas, ha sido del 2 por ciento, y se espera un verano más bien malo para el sector.
“ Las previsiones para los meses de julio y agosto son bajas, pues según nuestro calendario de reservas no alcanzaremos el 35% en julio de media, ni el 40 en agosto”, cuenta Méndez. Esta baja ocupación tendría su explicación en la crisis, pues “los clientes de verano son españoles que son quienes, desde que empezó la recesión, vienen menos”.
Pero a esto hay que sumarle que “los pocos turistas que llegan con las caravanas y tiendas, se alojan en el litoral, en toda la costa almeriense, desde San Juan de Los terreros a Adra, sin que nadie le ponga solución”, denuncia.
El perfil de los campistas ilegales es extranjero, principalmente de Alemania, Holanda e Inglaterra, que se instala en la costa los meses de octubre a abril, ya que “a partir de entonces hace demasiado calor y no lo resiste, por su avanzada edad”. Según aclara Méndez, estos turistas tienen entre 60 y 90 años, “pero no tienen reparo en remolcar su caravana desde Centro Europa hasta aquí”.
Esta situación ha llevado a los responsables de los campings de la provincia a dejar de acudir a las ferias de turismo. “Los miembros de la asociación estamos cansados de promocionar Almería para que los turistas europeos vengan a acampar ilegalmente, en vez de ocupar el camping y dejar riqueza, como puestos de trabajo o impuestos”, denuncia el gerente. En algunos casos, incluso, “los turistas vienen con la compra hecha en su país, traen cervezas y comida, sobre todo los alemanes y los holandeses”.
Méndez añade que, en ocasiones, los turistas acampados fuera entran a su establecimiento a “bañarse en la piscina o ducharse con agua caliente, lo que provoca quejas de los clientes”. Pero los camping no son los únicos afectados por estos focos de ocupación. “Compañeros de hoteles dicen que estas personas se cuelan en el buffet para desayunar, y los vecinos de Playa Serena, donde está el foco más importante, tienen problemas con el aparcamiento”.
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