Galletas, miel, nata, pan o pasteles ‘chimenea’. La numerosa población de origen extranjero que habita en el municipio no necesita prescindir de sus productos y caprichos. En varios establecimientos de Playa Serena se pueden conseguir “y si no, se piden”. Lo dice Mª Rosa Martín, dueña del supermercado Margar, el más veterano en este tipo de comercio. “Yo tenía seis años cuando mis padres abrieron el supermercado”, cuenta.
En sus baldas se vende todo tipo de alimentos, muchos de ellos de origen británico o alemán. “Son muy típicas las galletas de la marca Walker, o los dulces de Cadbury”, señala. Llega en ese momento Antonio López, distribuidor de Varma Alimentación, especializado en estos productos.
Toda la costa Varma abastece a pequeños comercios y grandes superficies de toda la costa, desde Málaga a Murcia. “También hay localidades del interior donde se demandan”, alude a la zona del Almanzora, donde muchos habitantes son de origen británico. “Este tipo de clientes buscan dulces y también salsas indias, el curry o infusiones de la marca Tetley, que también se pueden encontrar en establecimientos no tan especializados en extranjeros”.
Pero en Roquetas, el que quiere encontrar variedad y dedicación acude a Margar. “El nombre se debe a los apellidos de mis padres: Martínez, García. Mi madre, Rosa García, trabajó siempre en el supermercado”, comenta la actual dueña. No es de extrañar que no se le escapen las ‘modas’ que llegan cada verano con el cambio de turistas. Pero lo que no falta es la crema de cacahute y la nata específica. “También los españoles se animan a comprar productos extranjeros”, aclara. Por ejemplo, “ahora que se ha puesto de moda la repostería, se compra mucho el azúcar glasé que antes consumían más los ingleses”, recomienda Rosa.
Cerca de su supermercado, una panadería regentada por vecinos también extranjeros se anuncia como “panadería alemana”. “Los alemanes son los que tradicionalmente más tiempo llevan viviendo en esta zona”, confirma la dueña de Margar, “aunque la baja temporada turística y la crisis económica se nota mucho en el barrio, es una pena que con el inicio de noviembre hayan cerrado muchos hoteles”, manifiesta.
La hegEmonía alemana se comprueba con un paseo por el barrio, donde existe una iglesia luterana o una asociación de la tercera edad específica para germanos.
Desde Rumanía Pero otros grupos de vecinos, llegados del Este de Europa, comienzan a hacerse su hueco. Y en plena avenida principal acaba de abrir una cafetería que ofrece un dulce típico de Hungría, que también se consume en la zona rumana de Transilvania: el pastel chimenea. Sus dueños, un matrimonio de roqueteros llegados precisamente de Rumanía, apuestan por integrar en el municipio productos extranjeros. “No tiene sentido abrir una cafetería para ofrecer pasteles españoles o churros”, defiende su gerente, “aunque, cómo no, también servimos tostadas”.
El pastel chimenera, cuyo nombre original es Kürtoskalacs, es un productos 100% natural que se fabrica en la propia cafetería. “Cocinado sobre un cilindro de roble a fuego lento, consiste en una cinta fina de masa ligera formando una corteza dulce y crujiente, mientras la masa de dentro queda suave”, explican los dueños, que este verano han atendido a turistas húngaros o búlgaros “que quedaban muy sorprendidos al ver la cafetería en un pueblo español”.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/3/provincia/50424/comercio-que-mira-a-los-extranjeros