El laberinto de calles y residenciales de Las Colinas ha sido desde el nacimiento del barrio un atractivo para los cacos que, amparados por un diseño urbanístico complejo y por momentos de menor presencia de residentes, llevan de cabeza a los vecinos del norte de Aguadulce. “El robo en el interior de viviendas ha sido una constante, no es que se haya multiplicado ahora”, explica el presidente de la Asociación de Vecinos, Juan Carlos Oyonarte. Pero sí se ha detectado ahora que los allanamientos se producen en ausencias momentáneas de los propietarios de los pisos; “cuando han ido a hacer la compra o a resolver algo, no puede ser casualidad”.
La preocupación por la posibilidad de que los residentes estén siendo vigilados por los ladrones ha llevado al colectivo vecinal a solicitar al Ayuntamiento la celebración de una Junta de Seguridad monográfica que determine medidas de colaboración para evitar los hurtos. “Hemos pedido que se convoce una reunión en septiembre en la que estemos presentes los representantes de los vecinos, del Ayuntamiento, de la Policía Local y de la Guardia Civil”, especifica Oyonarte.
El objetivo principal es marcar iniciativas de cooperación entre un colectivo que se muestra en cualquier ámbito dispuesto a trabajar intesamente por el beneficio del nuevo barrio.
Placas de aviso En este sentido, una de las propuestas que la asociación quiere poner sobre la mesa es la ubicación en todas las calles de unas placas en las que se informe de la estrecha colaboración que hay entre los vecinos y los cuerpos de seguridad y que ha sido crucial en otros problemas ocuridos en el núcleo poblacional, como es el caso de los okupas. “Colaboramos de forma muy efectiva para evitar las irregularidades”, comenta el presidente. Y en los casos en los que ha habido conflicto, la actuación de la asociación de vecinos ha sido fundamental.
También se busca que la información entre el colectivo que representa a los residentes y la Policía o la Guardia Civil sea más fluida, para que los agentes puedan apoyarse en la asociación; por ejemplo, en el propio conocimiento del diseño del barrio, que facilite un acceso más rápido de los cuerpos de seguridad.
Y es que, se han dado casos en los que uno de los residentes se dio cuenta de la presencia de ladrones en el interior de su vivienda y, tras dar aviso a la Guardia Civil, la patrulla tardó valiosos minutos en encontrar el lugar: “Ocurrió cuando todavía las calles no se mostraban en el GPS, pero es un ejemplo de lo que puede suceder en el barrio”.
También cuenta robos “más sofisticados” como una pareja a la que se desvalijó la casa, “a plena luz del día y con un camión de mudanzas en la puerta”, mientras se encontraban de viaje. “Pero lo que nos preocupa ahora son los pequeños hurtos cuando los propietarios han salido”. La Junta de Seguridad tratará de ponerles fin.
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