Los comerciantes del Mercado de Aguadulce abogan por su traslado

No es difícil decir que el mercado de Aguadulce vivió tiempos mejores. Basta con dar una vuelta por sus pasillos para comprobar que es lo más cercano a un edificio fantasma en el que sólo tres puestos mantienen abiertas sus puertas en un edificio que presenta un importante estado de deterioro.

La solución parece difícil para estos vendedores que abogan y apuestan por el traslado a un punto de venta más céntrico, ya que dan por hecho que este mercado está abocado a su desaparición, ya sea por uno u otro motivo.

Raquel es la más joven de los supervivientes del mercado de Aguadulce y la que menos tiempo lleva en este lugar, unos siete años aproximadamente. Es la responsable de la cafetería “La Plazilla”, ubicada a la derecha de la entrada principal. “Antes sí había más puestos abiertos, una carnicería es de los últimos que ha cerrado. La plaza funciona regular y hay negocios que en cuestión de meses se han visto obligados a cerrar aunque hace años había más vida en el mercado”, dice.

Aunque el cierre de negocios ya había comenzado antes, “la crisis ha afectado muchísimo”, dice Raquel, que también apunta al modo de vida de los usuarios del mercado ya que “ahora sólo vienen los fieles del barrio pero lo normal es que hagan sus compras en grandes superficies o en el Mercadona, que han hecho bastante daño”.

Por ello, Raquel es una de las partidarias de trasladarse a otro punto. “No sabemos si el mercado ha quedado en los suburbios de lo que era el centro del núcleo. Ya se ha planteado en otras ocasiones al Ayuntamiento la posibilidad de traslado o dar un cambio de aires porque el edificio tiene muchos años. Hacer una reforma o irnos a un lugar más céntrico”.

Buenas condiciones
Las condiciones económicas que reclama el Gobierno local no son desfavorables, de hecho Raquel dice que son buena al tratarse de rentas antiguas y contar con distintas facilitades pero asegura que “lo que faltan son mejores servicios porque la plaza es muy antigua, porque montar un negocio es muy asequible”.

“Todos estamos de acuerdo en irnos a algo más céntrico y nuevo porque aquí vamos sobreviviendo pero siempre podemos mejorar” dice Raquel.

Es una opinión compartida por José Ortiz, que tiene desde hace quince años una frutería y verdulería en el mercado de Aguadulce, aunque lleva el doble de este tiempo en la profesión

“He visto el mercado en todo lo suyo, lo que había antes y lo que hay ahora. Aquí daría lo mismo, aunque le pusieran el suelo de oro no vendría más gente”, dice José.

El vendedor asegura que en diversas ocasiones ha trasladado al Ayuntamiento que cualquier inversión que se haga en el mercado “es tirar el dinero. Piensan que por lavarle la cara y pintarlo va a venir más gente pero aquí vienen los que vienen, y no viene ninguno más”.

Ana, la responsable de la pescadería “El Adreño” es la última de los vendedores del mercado y suyo es el puesto más antigo de todos, con treinta años de historia a sus espaldas. Esta comerciante originaria de Adra también ve con buenos ojos la posibilidad de cambiar de aires.

Suprimir tasas
Manolo García, candidato a la alcaldía por parte del PSOE, visitó a finales de noviembre los tres mercados de abastos del municipio roquetero: las Marinas, Roquetas y Aguadulce. Para el socialista, el que presenta un peor esatdo es precisamente el de Aguadulce, un espacio comercial abandonado y en vías de extinción absoluta ya que casi todos los puestos de negocio se encuentran cerrados. Manolo García ha lamentado el ocaso de este mercado que también se refleja “en la falta de accesibilidad al recinto o el estado lamentable de los aseos”. Una solución expuesta por los socialistas ha sido el estudiar la posibilidad de trasladar el mercado de la zona de Aguadulce a una ubicación más efectiva y céntrica para que los negocios puedan ser rentables. Mientras, podrían suprimirse las tasas que pagan los pocos puestos que quedan abiertos en el mercado.

El candidato socialista entiende que el apoyo a la pequeña y mediana empresa perteneciente al marco del comercio local es algo imprescindible y asegura que estos comercios no solo mantienen aún puestos de trabajo, sino que tienen la capacidad de ampliar su oferta laboral si se aplica una política efectiva y de apoyo.