Destrozados. Así acabaron los jugadores del Almería tras perder en Palma de Mallorca, quizá no por el marcador en sí, sino por factores “externos”, como apuntaron desde el vestuario. José Antonio López Toca, colegiado cántabro, pitó en Son Moix y generó pesadillas en el conjunto rojiblanco. Apenas se había llegado al primer cuarto de hora cuando Luis Rioja cae en el área bermellona en una acción con Joan Sastre.
Penalti claro, tanto en vivo como en las repeticiones, pero no señalado. Tal fue la indignación del sevillano que se llevó una tarjeta amarilla por las protestas. Ahí empezó a perder su partido el Almería. Salida en tromba del Mallorca, utilizando las bandas y la corpulencia de Ante Budimir en punta de ataque. Precisamente sus mejores oportunidades llegaron después de la pena máxima no decretada.
El paso de los minutos hacía crecer al equipo de Fran Fernández, mientras olvidaba el error del árbitro, llegando al descanso con empate a cero y con algún acercamiento peligroso al arco de Reina.
Expulsión
Adri Montoro, que vio una amarilla en el primer tiempo, derribó en carrera a Lago Junior y fue expulsado. El lateral rojiblanco, fruto de la falta de minutos, se fue al vestuario demasiado pronto. Pero el guión no lo había escrito del todo el Mallorca, porque el Almería tenía mucho que decir a pesar de la inferioridad. Controló, se posicionó el defensa y buscó algún contragolpe para dar la campanada. El empate no servía para acercarse al Play Off, aunque había que luchar.
Falta clave
El colegiado señaló infracción de Yan Eteki en la frontal del área rojiblanca que protestó mucho el equipo. Perfil ideal para Salva Sevilla, que con un lanzamiento arriba superó a René. Era el golpe definitivo a una moral ya de por sí desgastada en el bando almeriense. El Mallorca, por un camino u otro, tenía los puntos en el bolsillo. Tal fue la indignación en los futbolistas que Sergio Aguza vio dos tarjetas en una misma jugada y Esteban Saveljich recibió roja directa con el duelo finalizado.
Demasiado peso en la espalda de un Almería que ha llegado al tramo final con síntomas de cansancio. La indignación del vestuario no tiene que empañar una temporada donde se han puesto las bases para el futuro. Las caras de todos y cada uno de los futbolistas eran un poema, porque como apuntaron en Carrusel, “sentíamos que era imposible ganar aquí”. Aparcada la actuación polémica de López Toca, quedan tres jornadas para el final y la plantilla no tiene que olvidar su camino, dar una nueva alegría y demostrar que, en igualdad de condiciones, puede con todo.
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