Tenía que llegar la primera derrota, que no será la última, porque es la ley del fútbol que se cumple de forma implacable para todos los equipos y en todos los tiempos.
Si ha sido especialmente dolorosa para la enfervorizada y entregada masa de seguidores rojiblancos se ha debido a la forma. Perder después de haber anulado la ventaja del rival y encajar el gol de la derrota ante un enemigo en inferioridad no es fácil de encajar. Pero hay que hacer de tripas corazón por parte de la afición y un acto de contrición serio por parte de Pedro Emanuel y su equipo.
Llevaba razón el técnico del Almería cuando aseguraba que su equipo no era defensivo pese a haber encajado sólo un gol en los seis primeros compromisos y apenas realizar concesiones a las delanteras rivales. El Almería era un equipo equilibrado, esa era la clave.
En los dos últimos partidos el conjunto almeriense ha perdido buena parte de ese equilibrio y el control del juego en el centro del campo.
¿Ha habido algún cambio que pueda explicar este bajón? En los dos últimos encuentros se ha caído del once titular César de la Hoz, un futbolista indiscutible tanto la temporada pasada como al comienzo de la actual.
César de la Hoz ha demostrado que es un jugador de club, de esos que hace mejores a los que le acompañan porque ayuda a los compañeros de retaguardia con su capacidad de sacrificio y facilita la labor de desborde de los atacantes. El Cádiz de Cervera canalizó sus ataques por el costado izquierdo donde Lazo no está siendo más efectivo que Gaspar ni ofensiva ni defensivamente.
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