La pesadilla del Alcorcón

Que Umar Sadiq es el hombre más determinante en la UD Almería no tiene discusión, porque solo hay que analizar sus 14 goles, seguido por José Corpas, con 11. Pero hay un jugador que suele salir muy poco en las fotos y cuya labor también merece un reconocimiento. Son los porteros. El 6 de diciembre del pasado año se disputó el encuentro Alcorcón-Almería, con resultado de 0-1 para los rojiblancos gracias a un gol de Umar Sadiq en la segunda mitad, todo ello provocado por un centro de Akieme que desvía Laure hacia la bota derecha del nigeriano. Hasta aquí todo normal. Pero la persona que empezó a escribir las líneas del triunfo fue Giorgi Makaridze. El georgiano hizo paradas de muchísimo mérito, primero a un disparo raso de Marc Gual y el posterior rechace de Richard Boateng. Ya con el 0-1, otra intervención de mérito a Iván Barbero, que remató en boca de gol y salvó con la rodilla. También Sergio Akieme evitó el empate alfarero.

Juan Antonio Anquela daba sus primeras pinceladas en el club de su vida, el Alcorcón, que compitió aquella tarde del diciembre con. Dani Jiménez, Laure, José Carlos, Fidel Escobar (Ernesto Gómez 66'), Gorostidi, Boateng (Iván Barbero 66'), Marc Gual, Hugo Fraile, David Fernández, León y Arribas. Mientras, José Gomes lo hizo con una alineación en la que ya hay dos jugadores que no pertenecen a la plantilla, como son Mathieu Peybernes y Pedro Mendes: Makaridze, Peybernes, Manu Morlanes (Petrovic 86'), Aketxe (Umar Sadiq 57'), Akieme, Corpas (Jorge Cuenca 75'), Maras, Iván Balliu, Samu Costa, Fran Villalba (Lazo 57') y Pedro Mendes (João Carvalho 57').

La pesadilla para el Alcorcón en la primera vuelta no fue Umar Sadiq, que partió desde el banquillo, sino un Giorgi Makaridze que esta temporada ha realizado intervenciones de pura magia, es decir, capaz de detener lo imposible y resbalarse frente al Sabadell en un saque de meta. Es el portero más utilizado por el entrenador durante la Liga, aunque también Fernando Martínez ha tenido un papel destacado para salvar partidos, como en la Nova Creu Alta.