Las notas de verdad

Makaridze (0). Rubi fue injusto con Fernando dejándolo en el banquillo tras su gran actuación en Gijón. Lo pagó muy caro el Almería porque el meta elegido falló en los dos primeros goles, con una mano blanda en el primero y no tapando el centro en el segundo.

Balliu (2).  Descentrado, desconocido, fuera de sitio, se vio desbordado en defensa y no tuvo ninguna participación en ataque. Lento y sin confianza se vio superado por el carrilero rival.

César de la Hoz (5). Fue la única concesión que hizo Rubi para dar equilibrio a su equipo, lo intentó pero se vio superado por la mejor disposición del rival. Terminó de central.

Maras (2). Mal colocado, nada contundente y siempre superado por su par. En demasiadas ocasiones de vio obligado a pelear el igualdad y eso le perjudicó. Samú le suplió tras el intermedio.

Chumi (2).  Demostró que es más un central de un filial que de un equipo que quería meterse en Primera. Blando y lento tampoco supo dar salida al balón.

Morlanes (4). El sistema utilizado por el equipo local se comió al de Rubi y eso hizo que los jugadores rojiblancos se vieran siempre en inferioridad respecto a los gerundenses. No le dejaron ni a sol ni a sombra.

Akieme (5). Si hubiera que calificar por la entrega y las ganas se llevaría la mejor calificación, Lo intentó por su banda pero sin linea de acceso al área rival. Tuvo que hacer su trabajo y el de Lazo.

Ramazani (5). Fue el jugador con más desborde. El jugar en inferioridad numérica respecto al número de efectivos de la zaga contraria impidió que pudiera funcionar la conexión con Sadiq. Realizó una gran jugada en bnada no encontró matador. Villar, 73’.

Carvalho (0). No interviene, no disputa, mal colocado e incapaz de filtrar ni un solo balón. No se entiende su titularidad en perjuicio de Aketxe que le sustituyó en el descanso.

Lazo (0) . En el momento culminante de la temporada ofreció su peor versión. Desaparecido en todos los lances del juego falló una gran opción en el minuto 33. Lazo 64’.

Sadiq (5). Es muy complicado, por no decir casi imposible que un delantero pueda salir de la encerrona a la que le someten hasta tres contrarios de forma simultanea. Pese a ello fue el mejor atacante y asistente.