El color rojiblanco inundó Málaga desde primera hora de la tarde; más de 1.000 aficionados en la grada; un partido de rivalidad -sana-, y noche para la historia. Solo fueron tres puntos, pero a nivel anímico supone un empujón para los futbolistas y un motivo para que la grada sueñe todavía más con algo grande como el ascenso.
El fútbol de salón o el traje de gala hay que dejarlo en el armario y la UD Almería supo interpretar desde el pitido inicial lo que le propuso el rival. El Málaga le quitó el balón en muchas fases, pensando que sin la posesión iban a desordenarse los rojiblancos. Nada de eso. El trabajo táctico se resume en una palabra: espectacular.
Fernando fue un espectador más, ya que apenas le tiraron a puerta, y en ataque Umar Sadiq ya intimidaba con su presencia. Se llegó al descanso con 0-0 y la sensación de que en cualquier momento la balanza caería hacia un lado u otro. En definitiva, el típico duelo que se iba a decidir por solo un gol.
Magia
La calidad es indiscutible. Samú Costa vio el desmarque de Francisco Portillo, aguanta la pelota en el área pequeña y en lugar de lanzar engaña a todos y cuelga el centro para que Umar Sadiq, solo completamente, remate a placer el 0-1. Minuto 52 que cambió el desarrollo del duelo y quién sabe si lo que viene por delante para la plantilla.
Retumbaron los gritos de los aficionados almerienses y el grupo lo celebró en el banquillo como se merece. Un tanto con dedicatoria también para Rubi, que perdía a su madre la semana pasada. El guion no cambió nada. El Málaga metió todo lo que tenía arriba, aunque no por meter delanteros es sinónimo de éxito. El balance defensivo del Almería fue para enmarcar, con ayudas y dejando pocos espacios.
Regulares
El problema que tuvo el equipo en La Rosaleda fue a la hora de generar peligro en campo contrario. En zona de definición no se rompían las líneas del Málaga y nunca llegaba un balón ‘limpio’ a Umar Sadiq. Es por ello que los tres puntos adquieren un valor doble por lo trabajado. Segundos de la fila, empatados con el Eibar y a tres del Real Valladolid, el Almería confirmó en Málaga que ha vuelto a ser ese rival determinante, decisivo, y que también sabe aguantar sin encajar.
Cuando González Esteban decretó el final acabó el sufrimiento, el mirar cada segundo el cronómetro o apretarse la bufanda contra los ojos o la frente. Pulsaciones a mil porque había un premio gigante. Equipo y afición festejaron juntos el triunfo conscientes de que puede valer mucho a corto y medio plazo. Seis de seis para confirmar la recuperación tras la crisis de enero y unir todavía más a una caravana rojiblanca que fue a Málaga con tanta ilusión que lo transmitió desde la grada al césped, dejándose la garganta 90 minutos.
Examen
Ganar fuera se ha puesto muy caro en Segunda y el Almería no dio un máster ofensivo, algo habitual, sino que esta vez sacó un notable alto en lo defensivo. En cuanto a Umar Sadiq ya se acaban los calificativos. Puede no aparecer mucho en el juego, aunque define en el área pequeña, donde más daño y falta hace. Málaga se pintó de rojiblanco y ahora vienen dos partidos en casa -Mirandés y Fuenlabrada-, donde la familia almeriense puede dar más pasitos hacia el sueño de jugar en 1ª División.
FICHA TÉCNICA
MÁLAGA Dani Barrio, Javi Jiménez, Lombán, Peybernes, Víctor Gómez, Ramón, Escassi (Jozabed, 75’), Jairo (Kevin, 61’), Antoñín (Brandon, 61’), Paulino y Roberto (Sekou, 75’).
UD ALMERÍA Fernando, Akieme, Babic, Chumi, Pozo (Juanjo Nieto, 78’), Samú Costa, De la Hoz, Robertone (Eguaras, 88’), Appiah (Aitor Buñuel, 65’), Portillo (Curro Sánchez, 78’) y Umar Sadiq.
GOL 0-1. min 52: Umar Sadiq.
ÁRBITRO González Esteban.
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