Del accidente a la decepción y de la decepción a la preocupación. Algo pasa en la UD Almería y no es bueno. El equipo ha perdido la alegría en el campo, los jugadores no conectan y eso se ve reflejado en el juego y lo peor, en el marcador.
Delante estaba el Mallorca, que solo con esperar el error rojiblanco se llevó los puntos. Con tan poco se puede hacer mucho si delante está el Almería, al menos en unas últimas tres semanas de pesadilla. Rubi volvió a la defensa de cinco y atrás hay solvencia salvo que lleguen regalos como un despeje hacia atrás de Chumi que aprovecha Maffeo para hacer el 1-o. Fue la primera y única oportunidad de la primera parte.
Plano
El míster se veía obligado a rotar, a agitar el once, y metió a Lázaro con Ramazani y Touré arriba. Otra prueba-error de la que hablaba en la previa y que salió mal. La claridad de ideas brilla por su ausencia. Actitud hay, ganas de ir a por el rival, pero no da para más. Las derrotas queman y el vestuario se resiente con continuos gestos entre jugadores, a destacar el cara a cara entre Samú y Ely en el que tuvieron que intervenir varios compañeros para evitar que la situación fuera a más. En una imagen se resume el nerviosismo y la nueva vida rojiblanca.
De la felicidad de las tres primeras jornadas donde todo era dulce y perfecto a unas últimas semanas donde se ha apagado la luz. La sensación desde Son Moix es que el Almería es plano, no hace daño a sus rivales, no rompe líneas, no genera oportunidades, y solo hay como brote verde que al menos defiende bien. Y ni con esas llega para sumar. Hay preocupación entre la afición y también en el equipo.
Los marcadores son la clave y esa gente joven de la que tanto se habla vive una situación tan incómoda como novedosa. Ahora es cuando más tiene que tomar las riendas Rubi evitando que los nervios y las prisas se lleven por delante las próximas jornadas.
Desconectados
Paciencia, tiempo. Es lo que más se escucha alrededor del Almería pero en Primera los resultados tienen que llegar cuanto antes. Muchísimo por delante para el entrenador porque Ramazani, Lázaro y Touré eran tres islas en el campo, no conectaron en ningún momento del duelo y la capacidad ofensiva se resume en un disparo entre Sousa y Embarba que saca Maffeo bajo palos. Poco, deficiente para apretar a un Mallorca que con juntar las líneas ya tenía los puntos.
Tarea
Hay momentos malos durante la temporada, aunque activa la alarma que los resultados acaben mermando a un vestuario en su mayoría inexperto en estos mundos. Del partido se pueden analizar los cambios, el sistema, las oportunidades, pero el aficionado quiere ver otro Almería, que sea un once competitivo, alegre, que se guíe más por el juego que por el corazón. Si en tres jornadas maravillaron lo pueden volver a hacer, pero este no es el camino.
A grandes problemas, grandes soluciones. Empezar por la caseta, que los pesos pesados y el entrenador comiencen otra vez. Un reset. Con el nivel de las últimas tres citas no llega. La crítica, siempre constructiva, llevará a la mejora. La plantilla será limitada, hecha para salvarse, aunque se le puede pedir mucho más.
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