El mayor problema al que tuvo que hacer frente el Almería de Rubi fue a la lluvia de goles que recibió a lo largo de la pasada campaña. Con la llegada de Vicente Moreno yo esperaba que se pusiera fin a esta tendencia y el cuadro almeriense ganara en solidez, la que necesitaba para mejorar su rendimiento.
Por el momento el técnico valenciano no lo ha conseguido. Los daros en este apartado son demoledores. La media de los goles encajados por los 20 equipos de Primera es de 7,8 tantos por equipo, es decir 8. Pues bien, los porteros indálicos ya han tenido que recoger el esférico de sus redes en 13 ocasiones. Muy cerca del doble de la media de la categoría.
La pizarra
En su descargo tengo que confesar que hay algunas razones de peso que hasta el momento han podido influir en la falta de equilibrio de la escuadra indálica. En primer lugar la salida de Babic y Ely que habían realizado con el equipo una parte de la pretemporada. En segundo lugar que César Montes llegó el 1 de septiembre sin haber hecho pretemporada con el grupo en el Espanyol. Últimamente por la acumulación de bajas en el lateral diestro, demarcación en la que ha perdido a sus dos primeros espadas y para la que no cuenta ni poco ni nada con Mendes, el tercero en disputa.
Tengo la sensación de que el rendimiento general del sistema de contención de los nuestros funcionó mejor en el último choque, posiblemente porque con el tiempo César Montes va subiendo sus prestaciones, porque a Edgar se le ve con más confianza y porque Dion Lopy le ha dado una consistencia a la medular de la que antes carecía.
Precisamente la salida del medio centro senegalés fue aprovechada por el Valencia para hacer el segundo gol, sólo dos minutos después de que Dion se fuera al banquillo para dar entrada a Koné. Casualidad o no, pero fue así. Todo apunta a que Lopy tendrá que tener un nuevo compañero de baile en Sevilla pues Robertone se retiró con molestias.
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