La inocente y joven ilusión de un nuevo Martes de Perdón

Vía Crucis de la Hermandad Juvenil del Santo Cristo del Perdón Galería de imágenes

El Cristo del Perdón y las Lluvias, en su vía crucis de ayer Martes Santo.tyle>.apqj{posit
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Álvaro Hernández
01:00 • 16 abr. 2014

Silencio sobrecogedor, incienso, recogimiento, oscuridad, Perdón... Cualquiera de estas típicas (y tópicas) palabras servirían para arrancar una crónica de la estación de penitencia realizada anoche por la Hermandad Juvenil del Santo Cristo del Perdón.




Para salir de los estereotipos, nada mejor que fijarse en los pequeños detalles, y pocas cosas hay más pequeñas en la Hermandad del Perdón que los niños que desfilan en el primer tramo de este singular vía crucis penitencial.




Por eso, los ojos de la pequeña Marta, que con tan solo tres años se estrenó anoche en las filas del Perdón, servirán para ver desde estas líneas lo que almerienses y visitantes pudieron disfrutar desde que se abrieran las puertas de San Ildefonso.




Aunque la procesión comenzó a las diez, la pequeña Marta había comenzado su primer via crucis unos minutos antes, cuando, desde el colegio Sagrada Familia, salió el cortejo. 




Horas antes, Marta vio preocupación en las caras de sus padres: el cielo de la mañana del Martes Santo parecía poner en peligro el encuentro de los almerienses con el Cristo del Perdón. Sin embargo, lo que aún no sabe Marta, por su corta edad, es que el nombre completo del titular de su hermandad es ‘Cristo del Perdón y de las Lluvias’. Detrás hay toda una leyenda: desde que Palma Burgos tallara la imagen del crucificado en un período de incesantes lluvias, cualquier acto de la hermandad se ha realizado siempre sin que cayera una gota del cielo.




Así, Marta estrenó su túnica negra y quedó impresionada por la banda que abrió el cortejo, por no hablar del toque de trompeta que, en las puertas de San Ildefonso y de San Sebastián, interpretó uno de los trescientos penitentes que, tras la joven cofrade, acompañaron al crucificado.




Ilusión
Después llegarían otras calles y un largo itinerario del que Marta seguramente no quiso perderse nada; nada acabaría con la ilusión que le había llevado a Marta a salir junto a su hermana mayor en las filas del Perdón. Llegaría la entrada de la hermandad en la Plaza de la Catedral, que el año anterior asombró a todos los allí presentes.




Llegaría también la espectacular entrada de la hermandad en la Plaza de la Catedral. Al cierre de esta edición, Marta veía ya, a lo lejos, la calle de las Tiendas. En poco más de una hora, la Hermandad Juvenil del Santo Cristo del Perdón había vuelto a hacerlo: emocionar a los almerienses que fueron al encuentro del crucificado que fuera tallado hace treinta años en mitad de una persistente lluvia.


Probablemente, la pequeña Marta no consiga sacarse hoy de la cabeza lo que vivió anoche, pensando, al igual que el resto de hermanos del Perdón y casi sin saberlo, en el Martes Santo de 2015.


Un desfile procesional sin saetas
Lo que no escuchó la pequeña Marta anoche fueron saetas. Como es de sobra conocido, durante el via crucis del Perdón en la noche del Martes Santo no se le dirigen saetas al crucificado, algo que sí se pudo escuchar el pasado 25 de marzo, cuando El Niño de las Cuevas cantó, junto a jóvenes cantaoras, saetas inéditas para el Cristo del Perdón en San Ildefonso.


 


 



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