Savia nueva en la Iglesia

Cuatro jóvenes seminaristas son ordenados diáconos

El obispo impone sus manos sobre los nuevos diáconos en la ceremonia.
El obispo impone sus manos sobre los nuevos diáconos en la ceremonia.
Víctor Visiedo
21:40 • 11 mar. 2018

La noche del sábado se hizo muy larga en el seminario diocesano de Almería. En sus habitaciones, cuatro jóvenes seminaristas intentaban vencer a los nervios y conciliar el sueño. “Existe una tradición no escrita de que los que van a ser ordenados diáconos pasen la noche previa allí, aunque ya estén fuera”, comenta Juan Manuel Góngora, uno de los nuevos diáconos. 




Ensayos, reuniones, enviar invitaciones a familiares y amigos... Los días que preceden a la ceremonia están llenos de preparativos, ajetreo y oraciones.




Al despertar el domingo, con la primera luz del día, toca celebrar las laudes. A las 8:30, en la capilla, la comunidad realiza el rezo de la mañana. Pero ayer no era un domingo más. Era domingo Laetare, “un día de alegría dentro de la cuaresma”. Además, para los cuatro seminaristas era un día especialmente relevante: se convertirían en “ministros de la palabra de Dios”. En diáconos.




Ceremonia
A las 11 de la mañana, ayer la catedral ya estaba llena de gente ocupando los primeros bancos frente al altar. Familiares, amigos y autoridades de los municipios de los nuevos diáconos. Mientras, en la sacristía, los jóvenes se revestían con las prendas previamente bendecidas. Primero el amito, que se coloca sobre los hombros y espalda y que sirve de escudo para proteger del demonio. Luego el alba, blanca, símbolo de la pureza de Cristo. Finalmente, el cíngulo para ceñir el alba a la cintura.




Juan Antonio Acién, de Las Norias de Daza; Federico Parra y José María Parra, de Huércal-Overa; y Juan Manuel Góngora, de Vera, son savia nueva para la Iglesia almeriense. Futuros párrocos para una diócesis necesitada de nuevas vocaciones. “Os habéis preparado para esto desde hace años, algunos desde muy tierna edad”, les decía durante la ceremonia el obispo de Almería, Adolfo González. Ahora, ya son diáconos transeúntes, pues su meta es el presbiterado, algo que alcanzarán en los próximos meses.




“No os dejéis arrancar la esperanza del Evangelio. Debéis escucharlo y servirlo”, encomendaba el obispo a los seminaristas. Después, los cuatro le prometían guardar el celibato durante toda la vida “para servicio de Dios y de los hombres”, pues “así será más fácil su entrega sin dividir su corazón”. 




Postrados
A lo largo de la ceremonia se vivieron varios momentos muy emotivos. Por su simbolismo, destaca la postración de los cuatro seminaristas, cuando se acuestan bocabajo frente al altar a la vez que se pronuncia una letanía para pedir el ruego de todos los santos. “Es un signo de humildad”, cuentan los recién nombrados diáconos.




Después, el obispo impuso sus manos sobre los seminaristas, antes de que recibieran las estolas bendecidas y el evangeliario. “Convierte en fe viva lo que lees, y lo que has hecho fe viva enséñalo, y cumple aquello que has enseñado”. Ahora comienza su labor de servicio al obispo y los presbíteros, hasta que sean ordenados sacerdotes.


Oraciones por el pequeño Gabriel
El que era un domingo de alegría se truncó una vez terminada la ceremonia. Mientras amigos y familiares daban la enhorabuena a los nuevos diáconos se conocía la noticia del hallazgo del cadáver de Gabriel Cruz. “Terrible noticia. Pediré en la oración por su familia, que estará sufriendo fatalmente”, reconocía Juan Manuel Góngora. “Ya estará en compañía de Dios, donde no sufrirá más maldad”.



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