Crónicas del ayer: las bombas de un comando argentino que viajaron a Almería

Las minas submarinas fueron explosionadas en el campo de maniobras del campamento de Viator

Bombas argentinas fueron desactivadas en Almería.
Bombas argentinas fueron desactivadas en Almería. La Voz
José Ángel Pérez
20:30 • 21 nov. 2022

La guerra de Las Malvinas, salpicó a la provincia almeriense después de que en la primavera de 1982 un grupo de personas en connivencia con los servicios de inteligencia argentinos consideraran durante la contienda con Gran Bretaña sabotear el Peñón de Gibraltar colocando dos minas submarinas en una fragata atracada en el puerto gibraltareño.



Estas minas de origen italiano fueron enviadas por valija diplomática hasta la embajada argentina en Madrid. Una vez abortada la operación y detenido en Málaga el comando por la Policia y el CESID las minas submarinas fueron explosionadas en el campo de maniobras del campamento de Viator.



Los artefactos intervenidos fueron asignados a la Policía viajando en un coche camuflado hasta Almería, tras una breve escala en la comisaría de El Ejido. Tras pasar 24 horas en tierras ejidenses las minas fueron trasladadas al campamento de Viator donde los artificieros del ejercitó las explosionaron en el campo de maniobras.



Por razones de estado así se clasificó el asunto, el suceso no se conoció en nuestro país hasta años más tarde. Desde 1982, el frustrado sabotaje se mantuvo oculto en España a la opinión pública.



Dos activistas de la “Operación Gibraltar”. Máximo Nicoletti y Nelson Latorre salieron de Buenos Aires con pasaportes falsos e hicieron una primera escala en París, siendo detectados por los servicios de inteligencia. De allí viajaron a España, donde se encontraron con los otros dos integrantes de la misión. En la Embajada argentina en Madrid el comando recogió las minas de fabricación italiana, de 60 centímetros de diámetro y cargadas con 25 kilos de trotyl



El plan consistía en llegar a la bahía de Gibraltar en una la lancha simulando estar pescando y una vez en el mar acercarse hasta donde estaba fondeada la fragata y buceando colocar los explosivos, hundir la lancha y alcanzar la orilla a nado.



Fue el 30 de mayo, cuando la fragata y un carguero británico con destino a las Malvinas habían llegado a Gibraltar para reaprovisionarse. El lunes, sobre el mediodía, Nicoletti y Marciano llevaron la lancha hasta la bocana del puerto. Durante tres horas se afanaron en colocar la carga explosiva en la fragata, cuyo operativo de retardo había sido programado para las nueve de la noche, dos horas después que tomaran el avión con destino a Madrid. Conocida la trama, la Policía advertida por los militares que les controlaban en todo momento pasó a la acción.



Las minas no explotaron y los saboteadores fueron deportados en el más estricto secreto. Este caso, no tuvo ningún tipo de trascendencia en España durante aquellas fechas. El intento de “sabotaje” pese al riesgo de materializarse fue calificado por especialistas en el tema como de una auténtica chapuza.


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