Plié, relevé, cambré, fondu, piqué, fouetté y deboulé son algunos conceptos básicos que conforman el vocabulario de la danza clásica, hasta ahora solo conocido por unos pocos. En los últimos años, tanto el lenguaje como su práctica se han ido extendiendo a nivel global. Estados Unidos ha generado una nueva tendencia entre las celebrities con el ballet fitness, la modalidad que fusiona la belleza y la disciplina de la danza con la actividad deportiva.
En Almería, esta especialidad surgió hace más de veinte años de la mano de Juana Dorado dada la demanda de los adultos que se sentían atraídos por las clases que recibían niñas y adolescentes como actividad extraescolar: “Recuerdo que algunas mamás se metían en las clases de iniciación para aprender hasta que tuve un hueco y creé un grupo específico para ellas. En la actualidad, tengo alrededor de trece alumnas cada curso”.
Con más de treinta años de experiencia impartiendo clases de ballet a niñas, adolescentes y profesionales, Dorado se adaptó a las necesidades y peticiones de los adultos que, tal y como ella misma explica, suelen ser “más exigentes, ya que quieren ver resultados muy rápidos para decidirse a continuar”.
Esta iniciativa la mantuvo con la apertura del Centro de Danza Entreacto junto a Ana Ramírez, profesora de danza española, que también dispone de grupos para adultos. “La danza nació con el universo por lo que practicarla es bueno a cualquier edad. Alimenta el espíritu y ayuda a mantener la forma física”, reconoce Ramírez.
Muchos son los mitos extendidos en la sociedad sobre la fuente de la eterna juventud, pero las alumnas de Dorado parecen haber dado con la fórmula de éxito: combinar su pasión por la danza con la constancia. “El ballet rejuvenece. Me siento muy ágil y flexible a la hora de coger a mis nietos en brazos y recoger sus juguetes del suelo y eso es un lujo”, relata Mª Ángel Romacho, farmacéutica de 62 años.
Unir la actividad física al ballet tiene beneficios directos sobre la salud. “Ya no tengo problemas de esguinces ni lumbago”, afirma Maico Viciana de 58 años, médica anatomopatológica.
Pero las ventajas de esta práctica van más allá de lo puramente físico. “A nivel psicológico, te despeja. Yo me olvido de todo”, celebra Milagros García, cocinera de 46 años que se sumó hace dos años al equipo de Dorado, quien nunca ha perdido la sonrisa al ponerse al frente de una clase.
Otras disciplinas
Apasionada de la danza española, Ramírez invita a contagiarse de la riqueza de este estilo a cualquier edad. “La danza es disciplina pura y requiere de una gran concentración y una continuidad para aprender”, asegura. En este sentido, anima a dejar a un lado el miedo y las inseguridades. “Muchos adultos se creen que no van a poder hacerlo, pero cuando entran en clase cumplen las expectativas”, concluye.
Dentro de su amplia oferta para adultos, Elena Viñolo se ha unido al centro para transmitir las claves de la danza del vientre o danza oriental, un arte milenario que va ganando adeptos para mantener el equilibrio deseado: una “mens sana in corpore sano” (mente sana en cuerpo sano).
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