Javier Adolfo Iglesias
01:00 • 11 dic. 2011
Acabó el festival “Almería en corto” con una gala en el auditorio Maestro Padilla llena de contrastes, la gala por un lado y la entrega de premios por otro. La conductora, la actriz Carmen Ruiz estuvo perfecta en su papel, demostrando carisma, vis cómica y capacidad de improvisación cuando le hizo falta, como cuando se atrancó al pronunciar “éxito total”. Tuvo el gran apoyo del guión y diálogo de Kikín Fernández. Al final, tras la foto de familia de los premiados, Carlos Pérez Siquier le susurró el dictamen del público: “Premio a la presentadora”.
Durante la hora y cuarto anterior a ese momento final se repartieron doce premios del palmarés oficial y sólo tres auténticos galardonados subieron a recogerlo, a vivirlo y a compartirlo. El resto fue una letanía de representantes circunstanciales leyendo protocolarias cartas de agradecimiento de los cineastas extranjeros premiados. Solo el distribuidor español de “Rite”, Rafael Medrano, ejerció su papel natural. Ese carácter internacional tiene un precio, el de la pérdida del calor y expresividad de los premiados y sus equipos, como pasaba hace años cuando el festival era nacional. (Algo así se vivió la sesión del jueves, la más numerosa de todas, cuando se proyectaron los cortos del maratón local 48x3)
Ese calor y hermandad alrededor del cine fue revindicada por dos de los premiados almerienses, Luis Francisco Pérez e Irene Garcés. El primero ganó el Premio al Mejor Corto Almeriense por “En la próxima parada”. “Quería compartirlo con mis dos familias, una está ahí, mi madre y mis hermanas y la otra, la familia del cine almeriense. Cuando está el festival siempre tengo ganas de ‘bajar’ porque soy la persona más feliz del mundo cuando estoy aqui compartiendo lo que más me gusta con la gente de mi tierra”, afirmó este joven cineasta roquetero. Irene Garcés ganó por su “Tierra estéril” el premio de la RTVA y también puso otra nota emotiva poco frecuente esta noche, compartió también su premio con los compañeros. “Se lo dedico a mis padres, que son un ejemplo para mi y se lo dedico a mi director de fotografía, que es la luz de mi vida”, añadió.
Otra escena que elevó el tono monocorde de la entrega-recogida de premios fue la de Antonio Jesús Sánchez, promotor del grupo pionero en facebook “Salvemos el cortijo del fraile”, lugar de escenario de películas como “La muerte tenía un precio”, de Sergio Leone. Tras recoger el segundo premio del nuevo concurso de fotografías de localizaciones, Antonio Jesús Sánchez reivindicó sin estridencias ante los políticos una reacción más rápida y eficaz para evitar la destrucción total de este símbolo.
Tras la lectura de agradecimientos y el premio a Enrique Cerezo llegó la proyección de cortos premiados. Sólo el internacional y el del público, ninguno almeriense. Y lo más esperado y celebrado en directo, el documental “La sonrisa del sol, Almería”, realizado por Cerezo en 1974. Las imágenes de Almería en vivos colores mostraron una ciudad y provincia que entonces ya era internacional sin saberlo.
Cerezo leyó su diccurso, emocionado pero contenido. Fue largo. Antes, Oscar de Julián se explayó en los méritos del productor que posee los derechos de 7.000 películas españolas cuando los compró en los años 80 a través de Mercury Video. Tuvo palabras de elogio para la evolución de la ciudad, para aquellos almerienses que trabajaron el cine y también expresó una afirmación difícil de encajar en el momento...”que este festival no se convierta en uno de largos.
Nadie se ha planteado
En el festival más almeriense se han abierto las líneas argumentales están abiertas y ha habido giros de guión: los jóvenes realizadores que piden a gritos grabar, editar y mostrar; los aficionados que quieren seguir disfrutando, los apasionados de Almería que quieren que se aproveche el ilustra pasado
A menudo se dicen las mismas palabras pero luego en las acciones se discrepa.
Durante la hora y cuarto anterior a ese momento final se repartieron doce premios del palmarés oficial y sólo tres auténticos galardonados subieron a recogerlo, a vivirlo y a compartirlo. El resto fue una letanía de representantes circunstanciales leyendo protocolarias cartas de agradecimiento de los cineastas extranjeros premiados. Solo el distribuidor español de “Rite”, Rafael Medrano, ejerció su papel natural. Ese carácter internacional tiene un precio, el de la pérdida del calor y expresividad de los premiados y sus equipos, como pasaba hace años cuando el festival era nacional. (Algo así se vivió la sesión del jueves, la más numerosa de todas, cuando se proyectaron los cortos del maratón local 48x3)
Ese calor y hermandad alrededor del cine fue revindicada por dos de los premiados almerienses, Luis Francisco Pérez e Irene Garcés. El primero ganó el Premio al Mejor Corto Almeriense por “En la próxima parada”. “Quería compartirlo con mis dos familias, una está ahí, mi madre y mis hermanas y la otra, la familia del cine almeriense. Cuando está el festival siempre tengo ganas de ‘bajar’ porque soy la persona más feliz del mundo cuando estoy aqui compartiendo lo que más me gusta con la gente de mi tierra”, afirmó este joven cineasta roquetero. Irene Garcés ganó por su “Tierra estéril” el premio de la RTVA y también puso otra nota emotiva poco frecuente esta noche, compartió también su premio con los compañeros. “Se lo dedico a mis padres, que son un ejemplo para mi y se lo dedico a mi director de fotografía, que es la luz de mi vida”, añadió.
Otra escena que elevó el tono monocorde de la entrega-recogida de premios fue la de Antonio Jesús Sánchez, promotor del grupo pionero en facebook “Salvemos el cortijo del fraile”, lugar de escenario de películas como “La muerte tenía un precio”, de Sergio Leone. Tras recoger el segundo premio del nuevo concurso de fotografías de localizaciones, Antonio Jesús Sánchez reivindicó sin estridencias ante los políticos una reacción más rápida y eficaz para evitar la destrucción total de este símbolo.
Tras la lectura de agradecimientos y el premio a Enrique Cerezo llegó la proyección de cortos premiados. Sólo el internacional y el del público, ninguno almeriense. Y lo más esperado y celebrado en directo, el documental “La sonrisa del sol, Almería”, realizado por Cerezo en 1974. Las imágenes de Almería en vivos colores mostraron una ciudad y provincia que entonces ya era internacional sin saberlo.
Cerezo leyó su diccurso, emocionado pero contenido. Fue largo. Antes, Oscar de Julián se explayó en los méritos del productor que posee los derechos de 7.000 películas españolas cuando los compró en los años 80 a través de Mercury Video. Tuvo palabras de elogio para la evolución de la ciudad, para aquellos almerienses que trabajaron el cine y también expresó una afirmación difícil de encajar en el momento...”que este festival no se convierta en uno de largos.
Nadie se ha planteado
En el festival más almeriense se han abierto las líneas argumentales están abiertas y ha habido giros de guión: los jóvenes realizadores que piden a gritos grabar, editar y mostrar; los aficionados que quieren seguir disfrutando, los apasionados de Almería que quieren que se aproveche el ilustra pasado
A menudo se dicen las mismas palabras pero luego en las acciones se discrepa.
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