Historias almerienses sobre el paisaje (XIX): Aire

Una serie que aspira a intervenir en la percepción de la realidad geográfica y territorial

Tríptico de temas atmosféricos.
Tríptico de temas atmosféricos. Rodolfo Caparrós
Rodolfo Caparrós
07:00 • 13 feb. 2021

Si nos estremecemos por los mismos paisajes no es por una coincidencia estética, sino porque nos remiten a mundos significantes compartidos. La mejor manera de adquirir conciencia del paisaje es transitando el camino que discurre entre los sentidos y la memoria. Para introducir a alguien en los significados del paisaje hay muchas vías posibles: la documental, la poética, la literaria, la gráfica o plástica… o la metafórica. Finalmente, el paisaje consiste en una actitud de la mirada.

Miradas



Desde hace años, vengo explorando la capacidad significante de los cuatro elementos (agua, aire, tierra, fuego) para proponer una lectura del paisaje. En la maduración de esa mirada, he encontrado múltiples referencias convergentes con esa idea. Alguna de esas referencias acaba siendo recurrente,  como la expresión “los paisajes del agua”. En el ciclo de Lecturas del Paisaje Almeriense (IEA 1999-2002), que dirigí, las excursiones estaban destinadas a cada uno de los cuatro elementos. En el Plan Turístico del Valle del Almanzora se adoptó también este acercamiento al paisaje, lo que organizó los contenidos temáticos. En el hall del Aulario IV del Campus de Almería me fue dada la oportunidad de realizar una intervención sobre el paisaje almeriense que tiene ese hilo conductor.





El aire



Hoy voy a detenerme en el más sutil de los elementos, el aire. Resulta paradójico que el aire, en lo esencial invisible, tenga tanta importancia en algo que comúnmente se entiende como visual: el paisaje. Lo mismo que al paisaje lo funda la mirada, el aire comparece siempre de una manera indirecta, siendo denotado por la luz o por el movimiento de algunos objetos.

La cultura del aire



El conocimiento de los regímenes de brisas de un emplazamiento ha sido muy importante en las sociedades rurales tradicionales. El aventado en la era, la correcta ventilación de vivienda y dependencias, o el eventual aprovechamiento energético para molinos, molinas y molinetas requerían una comprensión adecuada de los aires en cada lugar. La transformación urbana de nuestra sociedad ha producido una pérdida de esas habilidades bioclimáticas. Pero la comprensión de los mecanismos del aire y los vientos sigue siendo necesaria para nuestro confort doméstico y para acomodar nuestra agenda de actividades. Necesitamos un Manual de Navegación en Tierra Firme. Lamentablemente, no cabe en la corta extensión de este artículo, por lo que me limitaré a enumerar los principales puntos significantes del aire en nuestra experiencia del paisaje almeriense.




Intervisibilidad y panorámicas



Las amplias vistas y el permanente diálogo entre laderas, en el que se plasma nuestra proverbial intervisibilidad, se producen a través del medio atmosférico. La escasa forestación de gran parte de nuestras laderas permite una visión nítida, sin obstáculos, al tiempo que, en las laderas de enfrente, muestra sin pudor la información más telúrica, una desnudez honesta.

Vegetación



La vegetación hunde sus raíces en la tierra, pero expone la parte visible al aire, para realizar la fotosíntesis, y respirar. Con el aire se debate cuando éste se mueve, denotándolo.




Luminosidad y texturas atmosféricas

La luz, tan elogiada en nuestra tierra como materia prima de fotógrafos, es una condición de la refracción atmosférica de los rayos de sol. Nuestra luminosidad tiene que ver con la latitud, pero también con las texturas que a la atmósfera otorgan la humedad y el polvo.

Aromas

El componente olfativo es primordial en la experiencia del paisaje, y éste se produce a través del aire. Un paseo por nuestro monte bajo mediterráneo después de unas lluvias, con una brisa de atardecer, es una experiencia embriagadora.

Nubes de día, estrellas de noche: el cielo

La visibilidad del cielo es posible por la condensación del vapor de agua, formando nubes, que, a pesar de su carácter inasible, tienen nombre y apellidos. De noche son los astros los que se encargan de dar visibilidad a nuestro cielo.

Serón

En la Estación de Serón reside un pequeño centro de interpretación dedicado al aire. En él se formula una curiosa pregunta: ¿qué tienen en común un jamón de Serón con los parques eólicos de la localidad? Lo han acertado: el aire.

Este acercamiento simbólico y semántico al aire está dedicado a Marta Rodríguez, sin cuyo estímulo esta serie no habría visto la luz.


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