Las cuartillas que escribió a hurtadillas Galdós como testimonio de un periplo incógnito por Europa, duermen desde hace cuarenta años en el cajón del escritorio de una almeriense afincada en Granada. Es el relato personal, escrito con esa caligrafía suya tan escorada, de una tourné secreta que emprendió el célebre novelista canario con la también escritora Emilia Pardo Bazán. Ninguno de los dos estaba casado, pero tenían el status de amantes sotto voce en los abigarrados cafés de aquel Madrid heredero de Mesonero Romanos donde tan a tientas copularon.
Por eso, cuando en aquel lejano 1888 decidieron hacer la maleta para recorrer Europa zarparon sin hacer ruido, sin decírselo a nadie, en un vapor desde Santander a Liverpool. Recorrieron el Norte de Europa hasta Escandinavia, desayunaron en gélidos ambientes, almorzaron en húmedas ciudades portuarias y vivieron un amor adolescente y divertido alejados del pastiche de la villa y corte.
El autor de Los Episodios Nacionales lo anotaba todo, los horarios, el momento de zarpar y de arribar. Y después a todo le fue dando estructura en su casona de verano santanderina, en un diario íntimo que nunca vio la luz. Por lo menos hasta ahora. El pasado diciembre se supo, a través de un librero madrileño de viejo, que parte de las cartas eróticas enviadas al domicilio entonces de la Pardo Bazán en el Pazo de Meirás, en las que Galdós se revela como un amador pletórico, dispuesto “a comerle los pechos” a la gallega, no habían sido destruidas por Carmen Polo, la esposa del Caudillo, como se creía, sino que estaban en manos de coleccionistas privados.
Y fue entonces cuando se le encendió la bombilla a Adelina Batlles Garrido, esta profesora almeriense de inglés, que se plantó en Madrid para hablar con don Guillermo Blázquez, el preclaro librero con local en la Carrera de San Jerónimo para cotejar con él el contenido de los legajos que había heredado de su padrino y tío político, a la sazón el ilustre bibliófilo Antonio Moreno Martín, fallecido en 1990. Adelina ya había dado a conocer antes de morir su tío el contenido de cuatro cartas de Emilia Pardo a Galdós en la revista Insula en 1984 y después otras del autor canario a su hija María y a Teodosia Gandarias, su amor de senectud.
Cómo llegaron estos preciados diarios secretos y esas epístolas a manos de Moreno es un misterio hasta para su sobrina, pero lo cierto es que el Fondo Moreno ha sido considerado como una de las bibliotecas más ricas de España, conocida como Granata con centro de operaciones en la calle San Leonardo sin haber sido puesta en valor.
Una infidelidad bien pagada
Sobre la obra del bigotudo autor de ‘Fortunata y Jacinta’: se trata de la prueba que demuestra la influencia de la Pardo Bazán en Galdós para que este irrumpiera en el teatro, un género literario que en su juventud le producía urticaria.
La profesora almeriense conserva una obra dramática inédita de Emilia Pardo, denominada ‘El Sacrificio’, que según desveló ayer a la Cadena Ser, es el manuscrito que plagió Galdós para escribir ‘La loca de la casa’. “Ella se lo regaló a él para que le perdonara un desliz amoroso con el editor Lázaro Galdiano”. Ahora todos este material virgen va a ser publicados en un libro por Adelina, la almeriense que guarda en su despacho íntimos secretos carnales de Benito y Emilia plasmados en tinta china.
Los legajos han viajado en una maleta con ella y con su marido, Joaquín López Calera, durante estos años por distintas provincias de Andalucía, donde él ha sido destinado como secretario judicial. López Calera fue futbolista profesional, conocido como Quino, con el Granada, militando en primera división. Adelina, que trabaja en una academia de idiomas, conserva una vivienda en El Zapillo donde acude con regularidad en periodos vacacionales. Uno de sus hermanos, José María, es médico pediatra en el Hospital Mediterráneo y otro, Javier, es profesor de física en la Universidad de Almería.
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