“Pepe Guirado se entregó a los demás, era su único modo de vivir en ‘cristiano”

Mª Carmen Archilla acaba de publicar ‘No me resigno a ser un convidado de piedra’

Mª Carmen Archilla ha luchado contra el absentismo en barrios marginales de Almería.
Mª Carmen Archilla ha luchado contra el absentismo en barrios marginales de Almería. La Voz
Marta Rodríguez
07:00 • 07 nov. 2021

Comprometida en lo social y educativo a través de la Juventud Obrera Cristiana (JOC) y de asociaciones como NOESSO, Mª Carmen Archilla (Granada, 1957) acaba de publicar el libro ‘No me resigno a ser un convidado de piedra’ sobre el cura obrero Pepe Guirado.



¿Quién fue Pepe Guirado? 



Nació en 1935 en una familia rural acomodada de Vélez Rubio. Vino a estudiar a Almería y se ordenó sacerdote con 24 años. Pasó por varios pueblos de la provincia hasta que llegó a Huércal nueve años después. En 1991 estuvo poco tiempo en la parroquia de Santa María de Belén de Pescadería y murió en 1998 en la Residencia Portocarrero.



Más allá de sus datos biográficos, ¿por qué se merece este libro?



De este libro se empezó a hablar antes de la pandemia. Éramos muchos los que pensábamos que el legado de Pepe Guirado había que recogerlo porque, como él mismo decía, “lo que no se escribe se pierde”. La idea surgió entre un grupo de antiguos ‘jocistas’ y yo recibí el encargo. No quería que fuera solo mi opinión porque, como aprendí en la JOC, los proyectos deben ser colectivos. De modo que me dispuse a recoger lo que pensaban sus amigos dentro y fuera de la provincia, personas con las que compartió experiencias y proyectos. 



Por tanto, este libro es la historia, o mejor, retazos de la historia, de una persona desprendida que decidió dejar aparcados intereses personales optando por una entrega desinteresada a los demás. Esta era la única manera de vivir “en cristiano” para él y parece que lo logró.  



¿Fue un revolucionario?



En su vida sobresalen los ecos del Concilio Vaticano II, que alentó una  manera de expresar y de vivir el mensaje de Jesús de Nazaret y el surgimiento de las comunidades de base.  Él pertenecía a la “cultura de la protesta”, herencia de mayo del 68, sobre todo la juvenil que emergió con voz propia y que dejó una serie de transformaciones en las prácticas sociales y en las mentalidades. 




¿Cómo era Almería en la que desarrolló su labor?

Tal como dice en el prólogo del libro Fernando Martínez, catedrático de la Universidad de Almería, en el final de la dictadura y comienzos de la democracia soplaban vientos de libertad y se rompía el miedo en la quietista provincia de Almería. “Todo este proceso de movilizaciones, de inquietudes y luchas no fue ajeno a Pepe Guirado; todo lo contrario, se implicó y en sus reuniones permanentes con los jóvenes de la JOC se analizaban y se situaban los niveles de compromiso”, apunta. 


Y continúa: “Por ello en este libro de recuerdo, reconocimiento y homenaje a su figura, es de justicia señalar el destacado papel que desempeñaron los grupos cristianos comprometidos de nuestra ciudad en la configuración de todo este movimiento en pro de las libertades, la democracia y el bienestar de nuestra ciudadanía”. 


¿Por qué ‘No se resignó a ser un convidado de piedra’, como dice el título?

Quizá la respuesta obtenida por parte de los que tuvimos la fortuna de convivir con Pepe sea una buena muestra de que con la distancia que tenemos hoy respecto a aquellas vivencias, y a la vista de lo que ha ido ocurriendo después, hay un consenso en reconocer la relevancia que tuvo Pepe en determinados círculos de la vida social y eclesial de Almería e incluso en la trayectoria de la JOC y de la JOCE después.


Y para quitarse el sombrero de este ‘saber estar’ hasta el final, destaca cómo afrontó su enfermedad con el lanzamiento de una “hojilla”, como él la calificaba, ese ‘Borrón y cuenta nueva, o papeles para el debate’ que soñaba con que fuera una plataforma convergente progresista, un Ateneo itinerante.


¿Las iglesias estarían más llenas con sacerdotes como Pepe? 

Para responder a esta pregunta, me voy a limitar a recoger sus palabras: “A pesar de todos los pesares, manifiesto tajantemente mi adhesión a la Iglesia Histórica, que es parte del Pueblo de Dios (...). Me reafirmo en ella, pero no me gusta por los muchos fallos de nuestras individualidades y por las más graves incoherencias colectivas de la institución. Con justicia hemos de preguntar a la Iglesia de Almería qué ha aportado a los hombres y mujeres de esta tierra”.


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