Alba González Román (Málaga, 1992) es una maestra vocacional que se deja la piel cada día en el Aula Específica del CEIP Santa María del Águila, en El Ejido. Sobre el papel su alumnado es "plurideficiente", pero solo hay que saber mirar un poco más allá para comprobar que simplemente posee capacidades diferentes. Con motivo del Día de la Discapacidad, que se ha celebrado este viernes 3 de diciembre, el centro acaba de estrenar un cuento que, en forma de cortometraje, muestra el optimismo con el que el grupo afronta su día a día.
Acaban de lanzar el cuento ‘La cortina mágica’. ¿Qué se esconde tras esa cortina?
Tras la cortina se esconde un mensaje de positividad y optimismo ante la discapacidad. Se ocultan un montón de acciones diarias que hacen que mi alumnado no sea discapacitado, sino todo lo contrario. Hay multitud de luchas invisibles de superación diaria que se quedan en el grueso de las rutinas y se normalizan, pero que suponen un auténtico reto en su día a día.
La cortina es una metáfora de la actitud positiva ante la diversidad. Nos ayuda a dejar los problemas fuera y ver la vida con optimismo. Le da color a nuestra realidad que no podemos cambiar, sino aceptarla y valorarla.
¿Qué valores fomenta este proyecto?
Con nuestro proyecto pretendemos hacer visibles los motivos que nos hacen ser especiales, compartimos historias de superación desde la alegría y la fuerza y, a modo de cuento, intentamos dar a conocer nuestra realidad diaria.
¿Y cómo es el día a día en el aula?
Es un aula específica de alumnado plurideficiente. La ratio es la máxima en estos casos, seis alumnos. No puedo mentir, no es una realidad sencilla. Batallamos cada día con multitud de dificultades, pero la mayor de ellas es la masificación de alumnado tan diverso en edades y capacidades en el mismo espacio. A pesar de todo, lo sobrellevamos siempre con una sonrisa. Nuestro alumnado se lo merece.
Hábleme de sus alumnos y las capacidades diferentes que tienen.
El aula específica la componen alumnos de edades comprendidas entre 4 y 13 años. Algunos requieren una estructuración del tiempo y del espacio muy específica y otros no tanto. Aunque son muy diferentes, intentamos trabajar la autonomía de manera diaria. Es nuestro principal objetivo y creemos que el más útil.
Con respecto a mis alumnos, aparte de su diversidad, son un ejemplo de superación y la constancia personificada. Son unos auténticos héroes.
¿Funciona realmente la escuela inclusiva?
La escuela inclusiva es nuestra meta, es por lo que luchamos día a día, para que exista una inclusión real desde la empatía y el amor. Pero la realidad es muy diferente. No podemos perder nuestro norte, pero el sistema educativo español no está preparado ni en estructura, ni en recursos para atender en un sistema inclusivo a todo el alumnado con capacidades diferentes.
¿Quién aprende más en la escuela inclusiva: el profesorado, los niños con discapacidad o los niños sin discapacidad?
En la escuela inclusiva se benefician todos. Se vive en un entorno de empatía e igualdad y forma sociedades mucho más respetuosas con la diferencia. La dificultad en estos casos es la necesidad de recursos, ambientes y rutinas muy estructuradas que dificultan la inclusión de todo el alumnado en un mismo sistema. No me malinterpretes, creo en la escuela inclusiva, pero al estar tan cerca de la realidad lo considero un objetivo aún lejano.
¿Podría evocar algún recuerdo relacionado con la integración que haya vivido?
Nuestro alumnado se integra en diferentes asignaturas, pero si tuviera que destacar alguna situación, mencionaría el momento tan especial que todo el CEIP Santa María del Águila nos brindó el pasado viernes 3 de diciembre. Se celebró la primera Gala por la Discapacidad y nos pusieron hasta una alfombra roja, como auténticos actores y actrices. Después de que lo vieran en el vídeo, fue muy gracioso ver cómo a mi alumnado lo saludaban todos los alumnos en el recreo, por los pasillos y les daban la enhorabuena. Ha sido un gesto realmente precioso.
Aunque la realidad sea complicada en diferentes situaciones, amamos nuestro caos y no estamos solos en este barco. Mucha gente nos acompaña y nos apoya, y lucha día a día por que la discapacidad pierda esas tres primeras letras y se convierta en la capacidad de hacer cosas maravillosas.
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