Catorce años separan a Santiago Girón (La Carolina, 1963) y Fran Carmona (El Ejido, 1977). Sin embargo, podría decirse que forman parte de la misma hornada de creadores vinculados al cómic que hacen que el nombre de Almería aparezca negro sobre blanco entre historietas y bocadillos. Su último proyecto a cuatro manos -o tres y media- es 'La oveja samurái. La senda del tatuador' (Grafito Editorial, 2022) y supone el regreso de este carismático personaje que tiene tras de sí un 'rebaño' de fans. ¿La clave de su éxito? Un sentido del humor del que dan buena cuenta en esta entrevista.
Cómo preguntar esto sin que resulte embarazoso… ¿Les parece serio, a su edad, dedicarse a escribir y a dibujar una oveja que, encima, es samurái?
Fran. Para mí sí lo es. Las ovejas samuráis son animales muy maltratados por la sociedad y si no ponemos fin a su caza, acabaran desapareciendo. Las cabras ninja ya son otra historia.
Santi. Y de elegir presidente de EEUU a Donald Trump, ¿qué me dices? Lo que no es serio es tomarse la vida en serio.
Lo más grave es que se trata de una saga; esta oveja, aparte de carisma, debe tener sus seguidores…
Fran. Algunos debe de tener, sí. Es un nuevo álbum después de cuatro años y los fans ya pedían su regreso.
Santi. Ya lo creo. Y forman un rebaño que crece sin parar. La oveja es su guía, su maestro. Su filosofía de vida puede resumirse en ese viejo proverbio chino que dice: Un experto samurái, bien comido y descansado, es capaz de aguantar muchas horas acostado.
Aunque es su enésimo proyecto conjunto, confiesen: ¿trabajar a cuatro manos es un lío?
Santi. No lo es porque aquí el que manda es Fran. Yo me limito a dar forma a sus argumentos, Puzy a dar color a sus dibujos y Tato, a lo que le manden, que para eso es el becario.
Fran. Santi es un tío genial y llevamos más de veinte años trabajando juntos. Nos entendemos a la perfección con solo mirarnos y cuando algo no nos gusta, se cambia sin problema. Además, a mí me faltan tres dedos de una mano y técnicamente trabajamos a tres manos y media; por tanto, es más fácil trabajar juntos.
Hay quien piensa que el cómic es cosa de friquis, ¿qué les dirían?
Santi. Que tienen más razón que un santo. Y que compren ‘La oveja samurái’.
Fran. Llevan toda la razón del mundo. Y los friquis vivimos muy felices con nosotros mismos. Además, en este último año de pandemia se ha visto reforzado nuestro poder superior al del Homo sapiens. Para nosotros el encierro era como un día más. En cambio, la gente normal casi se vuelve loca. Friquis 1, resto del mundo 0.
¿Qué creen que lleva el agua de El Ejido para que haya tanta afición al género? Porque ahí está Festicómic…
Fran. Si lo dijera, nos multaría la Junta de Andalucía. (Risas).
Santi. No sé si es el agua o los productos fitosanitarios que le echan a las sandías, pero, sí, en Almería vivimos un momento muy creativo con multitud de artistas, proyectos e iniciativas. El Festicómic de El Ejido reúne todas estas inquietudes en el primer fin de semana de octubre. Asociaciones como Diablo, La Duna y Nakama Proyect son ejemplos de esta efervescencia. Hay cuatro librerías especializadas solo en la capital: Millenium, Orión, Moviola y Picasso Cómics. Está la editorial Diablo, que publica cómics de autores almerienses, y es muy posible que un nuevo evento se sume al Festicómic este año. Las chicas y los chicos del cómic en Almería estamos más de moda que el reguetón.
¿Es fácil hacer reír a través de un puñado de dibujos y diálogos en bocadillos?
Fran. ¡Para nada! Por eso, la gente normal recurre a los friquis para ello. Friquis 2, resto del mundo 0.
Santi. Es más fácil hacer llorar, te lo aseguro. Hacer reír es tan complicado como necesario. Cualquier humano inteligente aspira a ser feliz, y la expresión más genuina de la felicidad ¿no es la risa?
¿Consideran que el trabajo creativo de los humoristas gráficos se valora como debe?
Santi. Creo que no, sobre todo por los poderes públicos. Somos “incómodos”. A los poderosos no les gusta que hagamos chistes sobre ellos, pero el humor es básicamente irrespetuoso. Por eso resulta más fácil acabar ante un tribunal por dibujar una caricatura que por estafar a diez mil personas.
Fran. La gran mayoría de dibujantes tienen otro trabajo para pagar las letras y no debería ser así. Si no trabajara de biólogo marino, no podría vivir. Aunque ahora no ejerzo.
Almería, siendo la periferia, tiene una familia bien avenida de dibujantes, humoristas gráficos, ilustradores y otras ‘especies’ raras. ¿A qué se debe?
Fran. Nuestra especie parece bien avenida, pero en realidad nos apuñalamos por la espalda. No quiero hablar de nuestros problemas, pero desde que trabajo con Santi he perdido tres dedos.
Santi. (Risas). Se debe al sol y a las cervezas. El sol da sed y la sed la calma la cerveza. Cuando los almerienses nos tomamos tres o cuatro cervezas fresquitas con su tapa, se despierta en nosotros tal creatividad que las musas se ponen a bailar sobre la barra en biquini. Y ya que estamos, pues montamos asociaciones, grupos, foros, proyectos colectivos que nos obligan a reunirnos a la sombra, en la terraza de un bar, para tomar más cervecitas y más tapas. Es un círculo vicioso, como ves.
Ya veo. ¿Y a cuáles de estos creadores no debemos perderle la pista?
Santi. A Fran Carmona, por supuesto, porque actualmente es uno de los mejores autores de cómics de España, que equivale a decir del mundo. Pero hay muchos otros que, tarde o temprano, se confirmarán como los geniales artistas que son. En lo que se refiere al cómic me vienen a la cabeza Laura Pacheco, Juanma Beltrán, Alejandro Ortega, Manuel M. Vidal, Claudio Sánchez, Víctor Cara, Antonio Maldonado, Dani Zapata, Jorge J. Alonso, Raúl Moreno, Antonio García o Rafa Amat. En el terreno de la ilustración hay otros como Carmen F. Agudo, Cristina Valero, Paula García, Javi Sánchez, Agnes Fong, Ana Cano, Sheila Cruz, Jose González, Rocío Gómez, Ángel Suanes, Amina Pallarés, Javier Termerón… Y seguro que me he dejado muchos en el tintero. Con estos mimbres es fácil hacer un buen cesto.
Fran. Almería, para sus dimensiones territoriales, es una cuna de grandes artistas. Juanma Beltrán, Alejandro Ortega y Manuel M. Vidal, entre otros, son grandes maestros a seguir. Algunos de ellos han trabajado para Estados Unidos, han animado series como ‘Las tres mellizas’ o incluso diseñaron el escudo del Almería. Pero al fin y al cabo, qué más da. Son friquis…
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