Carolina Aznar
22:40 • 07 abr. 2012
El Viernes Santo el Padre Jesús Nazareno volvió a salir en procesión seguido de cientos de vecinos que lo acompañaron en su recorrido. Algunos detrás de él y durante toda la procesión y otros a su paso por las calles de Huércal-Overa, como la calle Arco o las Plazas de la Constitución y Cura Valera.
El grueso de la procesión se desarrolló por el paseo del Calvario bajo un sol radiante que iluminaba cada rincón del municipio y que favoreció para que los huercalenses se echaran a la calle para acompañar al Nazareno. La imagen iba acompañada por un centenar de penitentes que con las caras tapadas y portando una cruz realizaron su propio peregrinar, sus promesas. Al igual que ellos las personas que van detrás del Padre Jesús, con sus peticiones en sus corazones y portadas en silencio.
Ver subir al Nazareno por el Calvario, realizando cada una de las estaciones, y bajo la atenta mirada de mayores y pequeños, de creyentes y no creyentes se convierte en uno de los momentos más emotivos de la Semana Santa huercalense. Pasadas las dos de la tarde el trono ya está encaminado para llegar a la ‘Glorieta’, donde también lo aguardan miles de feligreses, para hacer el último recorrido antes de entrar en la Iglesia Parroquial Nuestra Señora de la Asunción, donde permanecerá. El momento de su entrada al templo es el final de un camino intenso, lleno de sentimientos encontrados, de sensaciones compartidas: el final del calvario de Jesús.
Procesión del Silencio
Unas horas antes se había hecho el silencio en Huércal-Overa. De madrugada, y una vez que finalizó la procesión del Paso Blanco, las luces del centro del pueblo se apagaron y el Cristo de la Misericordia salía de la Iglesia únicamente bajo la luz de las velas de los penitentes y el sonido de un tambor que marcaba el ritmo del camino. Es la Procesión del Silencio, la más solemne, la más austera, donde no hay ornamentación y donde la sencillez marcan claramente el sentido de la procesión. Durante el trayecto cada uno se refugia en su interior para acompañar al Cristo.
El Viernes Santo pone el broche final a tres días intensos de desfiles procesionales, donde los huercalenses salen a la calle y comparten cada uno de las actividades de las Hermandades, como la presentación de bandas o la convocatoria. Frente a los momentos de religiosidad, de devoción y de sentir cristiano la celebración en las calles de lo que es el acontecimiento más importante que vive Huércal-Overa y que se hace patente esta semana.
La Hermandad del Paso Negro fue la encargada de finalizar los tradiciones desfiles procesionales, de Interés Turístico Nacional, el viernes por la noche. Sus cuatro imágenes titulares: el Cristo en la Oración del Huerto, la Santísima Virgen del Río, el Cristo Yacente en el Santo Sepulcro y Nuestra Señora de la Soledad, fueron las encargadas de cerrar esta Semana Santa.
Hoy la localidad vive el ‘Domingo de Meriendas’, momento para compartir con los amigos o la familia.
El grueso de la procesión se desarrolló por el paseo del Calvario bajo un sol radiante que iluminaba cada rincón del municipio y que favoreció para que los huercalenses se echaran a la calle para acompañar al Nazareno. La imagen iba acompañada por un centenar de penitentes que con las caras tapadas y portando una cruz realizaron su propio peregrinar, sus promesas. Al igual que ellos las personas que van detrás del Padre Jesús, con sus peticiones en sus corazones y portadas en silencio.
Ver subir al Nazareno por el Calvario, realizando cada una de las estaciones, y bajo la atenta mirada de mayores y pequeños, de creyentes y no creyentes se convierte en uno de los momentos más emotivos de la Semana Santa huercalense. Pasadas las dos de la tarde el trono ya está encaminado para llegar a la ‘Glorieta’, donde también lo aguardan miles de feligreses, para hacer el último recorrido antes de entrar en la Iglesia Parroquial Nuestra Señora de la Asunción, donde permanecerá. El momento de su entrada al templo es el final de un camino intenso, lleno de sentimientos encontrados, de sensaciones compartidas: el final del calvario de Jesús.
Procesión del Silencio
Unas horas antes se había hecho el silencio en Huércal-Overa. De madrugada, y una vez que finalizó la procesión del Paso Blanco, las luces del centro del pueblo se apagaron y el Cristo de la Misericordia salía de la Iglesia únicamente bajo la luz de las velas de los penitentes y el sonido de un tambor que marcaba el ritmo del camino. Es la Procesión del Silencio, la más solemne, la más austera, donde no hay ornamentación y donde la sencillez marcan claramente el sentido de la procesión. Durante el trayecto cada uno se refugia en su interior para acompañar al Cristo.
El Viernes Santo pone el broche final a tres días intensos de desfiles procesionales, donde los huercalenses salen a la calle y comparten cada uno de las actividades de las Hermandades, como la presentación de bandas o la convocatoria. Frente a los momentos de religiosidad, de devoción y de sentir cristiano la celebración en las calles de lo que es el acontecimiento más importante que vive Huércal-Overa y que se hace patente esta semana.
La Hermandad del Paso Negro fue la encargada de finalizar los tradiciones desfiles procesionales, de Interés Turístico Nacional, el viernes por la noche. Sus cuatro imágenes titulares: el Cristo en la Oración del Huerto, la Santísima Virgen del Río, el Cristo Yacente en el Santo Sepulcro y Nuestra Señora de la Soledad, fueron las encargadas de cerrar esta Semana Santa.
Hoy la localidad vive el ‘Domingo de Meriendas’, momento para compartir con los amigos o la familia.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/5/vivir/25302/el-padre-jesus-sube-al-calvario-acompanado-por-miles-de-fieles