“Las vencidas, pero no derrotadas” es un documental dirigido por la directora portuguesa afincada en Sevilla, Mau Cardoso. Lo presentó junto a la exsenadora por Almería, que interviene en la proyección Martirio Tesoro.
¿Por qué decide hacer este documental?
Mau Cardoso: Pienso que es muy necesario darle su sitio y su valor a lo que han pasado muchas mujeres en la época franquista y al inicio de la transición, para que nadie pueda decir que eso no ha pasado. Un claro ejemplo es el tema de los bebés robados, que arranca en la posguerra y que dura hasta cerca de los años 90.
Es un documental independiente, autofinanciado y autogestionado, donde usted entrevista a una serie de personas que dan luz y taquígrafo a hechos reales.
M. C: Sí, he querido hacerlo con perspectiva de género. La historia la cuentan mujeres, porque la mujer siempre ha estado muy relegada, incluso en el mundo cinematográfico. Es un proyecto novedoso. No hay un trabajo que se haya hecho tal como está planteado este documental. Es decir, donde la única voz es la de las mujeres. No porque los hombres no se lo merezcan, porque no hayan sido represaliados, sino porque, incluso hoy en día, después de casi 80 años, siguen estando arrinconadas y relegadas al silencio. Y es necesario sacarlo a la Luz.
En el documental solo hablan mujeres de distintos estatus sociales
M.C:Hay mujeres con una transcendencia social. Yo entrevisto a Virtudes Ávila, que es medalla de las Ciencias Sociales y de las Letras de Andalucía. También interviene la exsenadora Martirio Tesoro, que me aportó una gran cantidad de información. Pero además, hay otras mujeres con una vida más sencilla, pero no menos importante como es el caso, por ejemplo, de Felipa Medrano, mujer de etnia gitana que, con su sencillez, ofrece una perspectiva muy potente.
¿Después de casi 80 años era necesario que la sociedad española supiera y reviviera estos acontecimientos?
M.C: La sociedad española hay cosas que sabe, y otras que no, y una parte de esa sociedad las quiere ocultar. Buscan que estas mujeres se vayan muriendo, que desaparezcan sus voces, todo lo que nos pueden enseñar y, lo que es peor, incluso quieren rehacer la historia con una revisión. Hoy día hace más falta que nunca que se ponga en valor lo que sucedió en España, que aquí hubo una dictadura, con un dictador como Franco, que considero que, más que un dictador, es casi un genocida. Personajes como Queipo de Llano, que ha estado hasta hace muy poquito tiempo enterrado en la Basílica de la Macarena de Sevilla. Por eso es necesario que se sepa y que las personas no lo olviden. Tiene que haber una auténtica labor de difusión para que las generaciones, las que están y las que puedan venir, no reciban mensajes falsos, que los lleve a pensar que eso no ha sucedido, que son cosas de abuelas. En España hubo un auténtico terror. Por ejemplo, ya que estamos en Almería, recordar todo lo que pasaron personas que tuvieron que huir de Málaga con la “desbanda”, miles y miles de personas bombardeadas por tierra, mar y aire por las fuerzas nazis y las fascistas, Desde el avión, cuando venía de Sevilla, he pensado cómo alguien puede estar bombardeando a la población civil, a mujeres y niños indefensos. Ese es el terror de las dictaduras que tenemos que enseñar y mostrar para que no se repita.
La exsenadora socialista por la provincia de Almería, Martillo Tesoro es una de las protagonistas de este documental. Su testimonio es fundamental en esta película, porque muchas mujeres de Almería sufrieron esta represión.
En la cárcel de mujeres conocida como “Gachas Coloras”, al acabar la guerra, llega a haber alrededor de 600 mujeres. La mujer sufrió violencia verbal. Eran insultadas. En lugar de mujeres o señoras se las calificaba como pendencieras, habladoras, zorras o verduleras. También sufrieron violencia física y sexual. En muchos casos fueron apaleadas y violadas. Y padecieron violencia económica, se quedaron absolutamente sin ningún medio de vida. En ausencia de los hombres, tienen que ser el soporte material y económico de la unidad familiar. Buscaban, con escasísimos recursos, los medios económicos para sostener a su familia. Además, tenían que atender a los menores y a los dependientes. También, tenían que encontrar las fórmulas para visitar y llevar comida a sus familiares presos. Actuaban de enlaces y buscaban los avales -que era el documento que verdaderamente valía frente a cualquier prueba-. Si una persona de orden de los vencedores hablaba bien de ellos, les podían suponer rebaja de penas; la diferencia entre la pena de muerte o la vida.
Se habla también que con la “Desbandá” llegaron a Almería mujeres con 8.000 niños. Ahora mismo, esas personas están integradas en Almería.
Muchas personas formaron familia con almerienses. Otros siguieron hacia el Levante para poder salir a Los Pirineos. A los pocos hombres que venían, los incorporaron para que fueran al frente. Almería estuvo hasta el último momento bajo el mando republicano. A mí no me gusta cuando se dice que había dos bandos. Había unos que se sublevaron contra el Gobierno legítimo y otros que defendieron ese Gobierno legítimo. Cuando ETA mataba, no se nos ocurría decir que había dos bandos, pues aquí lo mismo. Tenemos también que empezar a cambiar el vocabulario. Cuando se dice los nacionales. Es que los que apoyaron a la República eran extranjeros. Entonces, a mí me parece que el vocabulario debe ser exacto, ni nacionales ni rojos, eran leales a la República y sublevados y, por supuesto, ya dejar de hablar de 2 bandos, porque no había dos bandos, había un gobierno legal y los que se sublevaron.
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