El nuevo libro, ilustrado por Manu Montoya, de la profesora de la Universidad de Almería (UAL) viene muy bien en estos días de verano para que los padres asuman la necesidad desde pequeños por vincularse a la defensa del medioambiente y la naturaleza. “En un momento en que la ecología y la sostenibilidad están en el punto de mira desde la escuela y las instituciones, hemos de visibilizar lecturas que enseñen a amar el medio que nos rodea”. Estos poemas son la mejor manera de acercar a los niños y niñas al mundo animal. La autora los perfila y los dibuja a la perfección resaltando su lado más divertido, original o tierno. Con el libro, editado por la prestigiosa SM, los niños/as podrán conocer, entre otros, el pingüino, el pez payaso o los peces voladores, esos que podemos ver muchas veces cuando navegamos por las aguas de Cabo de Gata. La docente habla a los lectores: “He subido a mi barquita y me he adentrado en el mar. ¿Tú sabes que existen peces que también pueden volar? (...)" Y su preocupación por el medioambiente, la conservación de la naturaleza y el bienestar animal también sale a flote en poemas con el dedicado a la tortuga o al colorín: “¿Qué te pasa, colorín? Ya ha amanecido y no cantas... (...)”
El tono divertido y los toques de humor no dejan de estar presentes (con un loro parlanchín, un camaleón, una marmota...) Y por supuesto la sensibilidad profunda con que describe a cada uno de los habitantes de este libro. No está de mal aprovechar los ratos de ocio en la playa o la montaña. La mirada que la docente Quiles ofrece es una aproximación al mundo animal desde la ternura, el humor y la empatía. Nos acerca a los animales desde el respeto y el amor para que aprendamos a quererlos. “La poesía”, dice, “nos ayuda a que el niño comprenda la grandeza de estos seres vivos, y lo consigue con un lenguaje cercano pero cargado de metáforas, juegos de palabras y mucho ritmo. El caracol, el gorrión, el pez espada, el koala,... y muchos más se pasean por estas páginas”.
La literatura infantil y juvenil es un complemento para la formación, fundamental para desarrollar personalidades creativas que contribuyen al desarrollo personal y social de niños y adolescentes. La autora ya ha transmitido este sentir en decenas de trabajos anteriores por parte de una profesional especializada. María del Carmen Quiles Cabrera, natural de Zurgena, es profesora en la UAL en el área de Didáctica de la Lengua y la Literatura. Compagina su labor docente e investigadora con la creación literaria para niños y niñas, especialmente en el género poético.
La familia de Quiles disfruta de la playa de El Cantal de Mojácar, una de las más frecuentadas, zona de los históricos establecimientos Puntazo, El Flamenco o Virgen del Mar, entre otros. “Un entorno mágico que me relaja, me inhibe de los problemas y me carga de energía. Cuando yo era muy jovencita, mis padres se hicieron de una pequeña casa en El Cantal, muy cerca de la playa, y para mí eso sería determinante, porque ha marcado mis veranos, mi trayectoria y vital y también todo lo que escribo. Este pequeño rincón es durante un tiempo del año mi refugio, una fuente de inspiración inagotable. La luz aquí es diferente, así como el color azul de su cielo. Este mar y esta playa están asociados a descanso, a paz, a risas entre amigos y gente buena, corriente y hospitalaria. Pasear por la orilla, charlar con los lugareños, sentarte en cualquier terracita de los ya típicos y clásicos chiringuitos con música en directo, es uno de los lujos más grandes que a veces no apreciamos, pero que los tenemos aquí y hemos de ponerlo en valor. En verano no cambiaría este lugar por ningún otro. De hecho, hace ya mucho tiempo escribí un poema que tengo guardado en el que decía ´Si alguna vez me pierdo, buscadme en aquella playa´... Esa es la playa del Cantal”. Hija de una familia de maestros y casada un hijo de Juan el Puntas, famosa familia de alfareros, que marca sus señas de identidad. “En todo lo que escribo sale a flote, de una u otra manera, el paisaje y el entorno que me rodea, el poso de la tradición y de la herencia cultural. Muy conocida es la labor del alfarero albojense Juan el Puntas, con una vida completa dedicada al barro; mi vinculación familiar con él hace que siempre trate de poner en valor el patrimonio artístico, cultural e identitario que nos define. La alfarería es un trabajo artesanal, como también lo es en cierta medida la escritura. Para las dos artes se necesitan la creatividad y las manos del autor, que poco a poco, vuelta a vuelta en el torno o vuelta a vuelta sobre el papel (o sobre el teclado), van tejiendo una pieza para disfrute de los demás”.
La literatura infantil tiene una importancia clave durante todo el curso escolar, pero también la tiene en las épocas vacacionales, como es el verano. “La lectura, más allá de asociarse con un contenido académico, propio del estudio, ha de vincularse al ocio, al esparcimiento. Leer es una actividad que nos permite ampliar nuestras experiencias de vida; cuando nuestros niños y niñas leen les estamos dando la posibilidad de conocer lugares que nunca han pisado y disfrutar aventuras, historias o sensaciones a través de otros y sin moverse del sitio. Leer es una forma de jugar y compartir esa lectura”. Quiles es una autoridad muy reconocida en el ámbito de la literatura infantil y juvenil. Ya ha transmitido este sentir en anteriores obras, como Plantas, bichos y veros (IEA) o De rama en rama (Valparaíso). Ahora vuelve sobre esta idea, la cual está muy arraigada a su escritura.
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