Sin duda fue una jornada coronada por el éxito. Terque se convertía este domingo en lugar de peregrinación para cientos de almerienses que querían tener su parte de responsabilidad en conseguir que las variedades de uva que se han cultivado históricamente en la provincia no caigan irremisiblemente en el olvido.
El objetivo de la VII Campaña de Distribución de Parras de Variedades Históricas de Uva de Mesa de Almería era conseguir el reparto de casi 1.200 parras que han sido cultivadas a partir de las ‘madres’ que se mantienen vivas en el parral que el Ayuntamiento de Terque facilitó para el desarrollo de la campaña Biodiversidad Domesticada del Grupo Ecologista Mediterráneo.
Antonio Rubio Casanova, responsable de esta campaña en el grupo, lleva casi diez años rescatando esas variedades que en muchos casos han estado en un tris de ser sólo una parte de la historia recogida en los libros. Y así se han salvado de la desaparición alrededor de sesenta variedades de unas que se han cultivado en la provincia ‘de toda la vida’, y que forman parte pues de su memoria biológica y agrícola.
Una búsqueda minuciosa
Esas sesenta variedades han sido localidas en pueblos, cortijadas, zonas de cultivo y porches de casas donde han dado sombra durante siglos. Antonio Rubio hizo ese trabajo incansable de campo, ha hablado con miles de agricultores y gente del medio rural y ha contado con la colaboración de agricultores que se convirtieron en una red de voluntarios agroambientales de primer orden, porque ellos eran en realidad la memoria vida de la agricultura.
Este pasado sábado la cita era en Terque y el objetivo lograr vender al simbólico precio de dos euros, las 1.140 parras que se habían preparado para la ocasión (otros años el reparto fue gratuito, pero los recortes han eiminado la ayuda que hasta el año pasado prestaba la Diputación). En cualquier caso ese objetivo fue sobradamente superado porque desde las ocho de la mañana había ya colas para hacerse con alguna de las variedades (se abría el reparto a las diez y media).
Pero es que incluso antes del inicio de la actividad el objetivo se había acercado mucho al haberse recibido vía Internet casi 800 peticiones de parras almerienses. Lo curioso en este caso es que buena parte llegaron desde otras provincias y regiones españolas, desde Aragón a Baleares, Cataluña, Galicia, Valencia o Castilla y León.
Alejandro Buendía, director del Museo de la Uva del Barco de Terque, que afirma que “hoy las viejas parras de Almería tienen un motivo de esperanza, un lugar en Terque donde se conserva su memoria y se lucha por su supervivencia, un lugar desde donde se difunde este gran patrimonio biológico y cultural y desde donde se apoyará el trabajo de los últimos parraleros, que se niegan a cortar las últimas parras de Almería”.
Para el Grupo Ecologista Mediterráneo el éxito de esta actividad y el interés mostrado por los almerienses son un motivo doble de satisfacción porque no sólo se está consiguiendo que las uvas almerienses, bien adaptadas al medio provincial, no de desaparezcan, sino que además están contando para ello con la colaboración de cientos de almerienses dispuestos a ayudar.
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