Una lección de Historia tan apasionante como suculenta, cambiando la tiza y los libros por alimentos y recetas que recuperan la esencia de la Roma antigua. Ése era el objetivo del taller sobre gastronomía romana que ayer impartió de forma desinteresada en el Museo de Almería el benaducense Manuel Salas, un apasionado de la arqueología y miembro de la asociación de Amigos del Museo.
Medio centenar de asistentes se pusieron el delantal para, en pequeños grupos, trabajar en las recetas propuestas por Salas, recuperadas del libro ‘De re coquinaria’, atribuido a Marco Gavio Apicio. “La idea que ha transmitido el cine de que los romanos siempre celebraban grandes banquetes no se ajusta a la realidad. La clase más pobre comía pan, queso, uvas y verduras y los más pudientes cosas más originales como lenguas de ruiseñor, lomos de gorrión o mamas de cerda rellenas”, desveló Manuel Salas.
Los platos elegidos para el taller, que comenzó sobre la una de la tarde, fueron cerdo con laurel, paté de olivas negras, distintas variedades de queso (con nueces, con sésamo tostado, con piñones...) y, como postre, tortitas de miel y bizcocho. También se pudo degustar pan cocido con laurel, al estilo del antiguo imperio.
Como introducción al taller, que se llevaba a cabo en el Museo de Almería por primera vez, Manuel Salas explicó a los participantes que los romanos dividían sus comidas a lo largo del día de forma similar a como se continúa haciendo hoy. “Había un desayuno sobre las siete de la mañana, el ‘ientáculum’, en que tomaban pan y queso, siempre de pie. Sobre las doce del mediodía llegaba el almuerzo o ‘prándium’, donde se tomaban las sobras de la cena del día anterior. Y por la noche llegaba la cena donde comían y bebían en exceso, ya recostados”.
Ana Navarro, directora del Museo de Almería, destacó que talleres como éste sirven para aprender de una manera más cálida y cercana que, por ejemplo, una clase de Historia. “La forma de relacionarnos en la comida es una muestra de la cultura de cualquier sociedad”, afirmó sobre el taller de gastronomía romana, que completó una jornada en la que el Museo de Almería ofreció otros dos, igual de concurridos, por el Día de Andalucía: ‘Esto no es la guerra’, para niños de tres a seis años, y ‘El fuego’, para niños desde ocho años.
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