Pescadería arropa a su Patrona

Pescadería arropa a su Patrona

María Ibarra
23:39 • 16 jul. 2013

Fe, devoción, promesas y emoción son las palabras que definen lo que este día significa para los fieles que siguen a su patrona marinera en el emblemático barrio  almeriense de Pescadería.

La festividad de la Virgen del Carmen se ha celebrado, como cada año, con el solemne desfile procesional de alabanza a ‘La Señora’, que es llevado a cabo por tierra y por mar.

Como viene siendo tradición, alrededor de las seis de la tarde, la imagen de la Virgen de los pescadores se asomaba por las puertas  de la iglesia de San Roque que se abrían de par en par, mientras que cientos de creyentes aguardaban con expectación en la plaza del templo su celestial aparición.


Sensaciones
Un respetuoso silencio invadía el ambiente hasta que la venerada imagen apareció finalmente bajo el sol de media tarde.

“¡Viva la Virgen del Carmen!”, gritaba una mujer al verla aparecer, mientras que el resto de presentes repetían al unísono: “¡Viva!”

A este elogio le seguían muchos otros piropos. El más repetido por todos los asistentes al acto de culto, “guapa, guapa y guapa”. 

Entre aplausos y halagos, los cohetes y la agrupación ‘Los Iris’ de Instinción se convertían en los protagonistas de ponerle la banda sonora a este trayecto. Las primeras notas, que se correspondía con las del himno español, daban la bienvenida a la Virgen a la plaza de San Roque.

Tras esta primera canción de bienvenida, la banda iniciaba una marcha procesional que daba comienzo al recorrido por tierra. Pescadería entera se había echado a la calle para vivir este día.

El paso se dirigía al puerto entre risas y lágrimas que los devotos liberaban con sincera y espontánea emoción. Durante este camino, la protectora de los marineros se hallaba acompañada por autoridades civiles, militares, religiosas y una multitud de fieles, que recorrían la plaza de San Roque y continuaban por las calles de Hipócrates, Jarcia, Linneo, Puntual y Cordonero hasta llegar al muelle. 

A lo largo de este itinerario, algunos feligreses, en vez de seguir a la Virgen a pie, se asomaban a los balcones de sus casas y aprovechaban esta vista aérea para rendirle culto a su patrona y regalarle una lluvia de pétalos de colores.

Bañada en rosas y alabanzas, la imagen seguía avanzando sin prisa, pero sin pausa, en un ambiente idílico e impregnado de olor a incienso que la conducía hacia un próximo paseo por la mar.

Llegada al puerto
Antes de que la Virgen del Carmen llegara al muelle, los feligreses ya se habían trasladado hasta él para vivir uno de los puntos claves de esta tradición: la subida de la imagen al barco.

Una vez que el puerto recibía a ‘La Señora’, la gente se implicaba en su llegada mientras la embarcaban en ‘El Nene’, barco que le permitió realizar un viaje marítimo durante más de una hora.

Alrededor de las siete, los rayos del sol aún impregnaban la cara de la patrona de los pescadores. Después de una tarde calurosa, el pacífico paseo que le esperaba por la bahía de Almería le permitiría disfrutar de la brisa de las olas y el mar.

A esta embarcación, le seguían más de una docena de lanchas para unirse al recorrido por la costa que tuvo una duración de dos horas para que la Virgen, a su paso, bendijera estas aguas.







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