Antonio Álvarez “Almería es mi paraíso perdido”

“Bares, qué lugares tan gratos para conversar”, cantaba Gabinete Caligari y recuerda Antonio Álvarez (Pechina, 1970) casi al final de la entrevista. Y no es casualidad sino causalidad, ya que LA VOZ se va de tapas con uno de los mejores músicos que ha parido la tierra del indalo: cantautor, rockero y ahora ‘jazzman’ enrolado bajo la bandera de la Piccolissima Jug Band. Lo de los bares viene porque el ritual de la cerveza, del tapeo y de la charla entre amigos es un fijo en su quiniela vital. “Los anglosajones van a beber y emborracharse y nosotros hacemos vida. Los bares invitan a hacer relaciones públicas, a entablar sociedad”, afirma.

No será el único ritual que salga a flote durante la charla, en La Dulce Alianza, cerquita de la playa, donde aguardan su mujer y sus dos hijos (“el niño cumple ocho años en octubre, la niña tiene cinco”): el sol, el mar y la familia son otras constantes en su verano almeriense que hoy, cuando aparezca esta contraportada, habrá tocado a su fin. “Mi mujer es de Málaga, así que pasamos una parte en su pueblo y mis quince días aquí no me los quita nadie”.

A la playa de La Térmica acude desde que era crío y por las tardes elige  Cabo de Gata. “Soy muy playero y mis hijos lo han heredado. Me encanta el mar y al vivir en Granada lo añoro mucho más. En Almería realmente he vivido poco tiempo: es un poco mi paraíso perdido, mi infancia, mis vacaciones en Pechina”.

En la ciudad de la Alhambra, donde trabaja como funcionario, también se encuentra muy cómodo. “Siempre digo que es una ciudad cosmopolita de provincias. Tiene su punto ‘cateto’ y un trasiego de turistas y estudiantes tan brutal que hace que siempre esté en permanente ebullición. Aún así, necesito de mi verdadera patria: siempre ejerzo de almeriense”. Por eso, antes de volver, quiere cargar las pilas de buenos momentos, de salitre y arena. “Hay unos referentes: estar en el pueblo, ver a mis amigos, el sol... Vengo una vez al mes, ahora con más asiduidad desde que falleció mi padre en abril”.

Ese suceso le ha llevado a componer nuevas canciones, que quiere plasmar en un disco (“serán unas seis piezas, un concepto EP”) que grabará a  principios del próximo año. “Son temas que han llegado sin buscarlos. Ahora que las letras y las melodías están pulidas veo que son canciones positivas. Tienen un halo de ‘carpe diem’, de aprovechar el momento, de que la vida se nos va y hay que vivirla. El disco va a tener ese punto positivo, quiero que lo tenga”. Y ese “quiero” suena especialmente rotundo e ilusionado.

Más proyectos
Además de este disco en solitario, Antonio Álvarez continuará sudando la camiseta de su Piccolissima Jug Band, que ya tiene dos discos en el mercado y que este verano ha traído hasta Roquetas de Mar. “El jazz era el pop de los años veinte”, asegura para explicar la enérgica alegría con la que se presentan en cada escenario.

También será la voz del tributo a Paul McCartney que prepara el pianista almeriense Ramón García, en la línea del que dedicó a Billy Joel. “Es jazz pero más ‘swingeado’, con un toque más moderno. Me ha encantado que cuente conmigo. Primero, porque me obliga como cantante. Y luego porque soy un ‘beatlemano’ de pro, y a las pruebas me remito”, exclama sonriente mientras se señala la camiseta.

Con esas credenciales confiesa que está  “deseando” que David Trueba estrene ‘Vivir es fácil con los ojos cerrados’, la película sobre el paso de John Lennon por Almería. De hecho, en su último disco en solitario dedicaba ‘Santa Isabel’ a aquel capítulo. “Si él escribió aquí una canción, yo ficcioné lo que podía ser un tiempo feliz para esa gente que intenba hacer feliz al mundo con sus canciones”, cuenta. 

Los Beatles, por cierto, son parte de la educación musical de sus hijos, como muchos otros, como por ejemplo Quique González. “La niña apunta maneras pero no quiero agobiarles. Sí me gustaría que fueran grandes melómanos, que sepan disfrutar de las músicas y lo que implican. Para mí, la música es una religión, y así lo siento”.

Bares, qué lugares tan gratos para conversar.