Faltan siete meses para que ‘Exodus’, la gran producción bíblica de Ridley Scott, llegue a los cines de todo el mundo. Siete meses, casi el mismo tiempo que ha pasado desde que el rodaje comenzó en tierras almerienses, el 22 de octubre del pasado año. Y en este ecuador, más allá del mar de datos, ya conocidos, sobre el impacto económico de la filmación en la provincia, más allá del recuerdo del paso por este rincón del sur de actores como Christian Bale, Aaron Paul y Joel Edgerton, apenas queda nada de lo que fue el regreso del Hollywood más espectacular, veinticinco años después de ‘Indiana Jones y la última cruzada’.
Apenas. Porque, como la irreductible aldea gala de los cómics de ‘Astérix’, el gueto levantado en el paraje de El Chorrillo, en Sierra Alhamilla, ha soportado las inclemencias meteorológicas desde que el rodaje concluyó el 21 de noviembre. Entonces, la productora desmanteló parte de lo construido en la zona, como un templo egipcio y una esfinge, pero dejó unas cuantas viviendas.
‘Exodusland’
La zona se ha convertido en lugar de peregrinación en este tiempo. Los fines de semana son numerosas las familias que acuden a este paraje a almorzar y a pasar el día como si se estuvieran en un parque temático, a fotografiarse en los decorados por los que en el futuro veremos batallar a Moisés y a recorrer sus recovecos en bicicleta.
Así, poco a poco, los restos del rodaje de ‘Exodus’ comienzan a dar signos de agotamiento, en parte por comportamientos incívicos. Ayer lunes, decenas de latas de cerveza se amontonaban en rincones de las viviendas. También pueden verse cajetillas de tabaco, botellas de vidrio e incluso algunos excrementos animales.
Algunas paredes han sido arañadas, destripando el interior del sueño del cine. Una columna que sostiene un porche se ve ahora esquelética, ya que los ladrillos que le daban forma han ido desapareciendo. Y en el interior de una de las casas, restos de confeti, globos y humo de colores. Al parecer, en los últimos días alguien habría aprovechado este entorno para rodar un videoclip. La propiedad es privada pero no hay nada que impida el acceso.
“Desde que nos metimos en esta aventura hace trece años, una de las cosas que pretendíamos era despertar la conciencia hacia la historia de nuestro cine. Pero la desidia de los almerienses no ayuda a conservarlo y las instituciones no parecen hacer nada. Ahora ya hay basura que se va a quedar ahí, porque los propietarios tampoco se ocupaban antes del mantenimiento de la finca. Es una muestra más de las oportunidades que se han perdido”, indican a LA VOZ desde la asociación Almeriacine, que este fin de semana denunciaba en su perfil de Facebook, donde tienen casi 2.000 seguidores, el deterioro de los decorados.
Soluciones
Según Carlos Rosado, presidente de la Andalucía Film Commission, lo razonable sería terminar de desmantelar el poblado. “Es sorprendente que haya aguantado todo el invierno. Es bonito pero está condenado a desaparecer. Sí debería dejarse algo como referencia, con algún panel explicativo de cómo fue el rodaje, para que la gente lo visite como en la ruta del cine que estrenaremos cuando la película llegue a las salas”, dice.
Ahora urge a eliminar los restos “antes de que el deterioro sea mayor” para que la zona quede despejada para futuras producciones. Y sobre por qué siguen en pie las casas alude a “motivos de la propia producción”. “Era más barato dejarlos que desmontarlos y no eran necesarios, como otros que trasladaron a Fuerte
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