Tres días para un maratón tecnológico

Más que un viaje a Suecia, fue un reto que José Juan Sánchez y otros seis informáticos del colectivo HackLab Almería se impusieron a s&i

El equipo de HackLab Almería paseando el pasado mes de abril por Lund, unas horas antes del inicio del Nordic IoT Hackathon 2015
El equipo de HackLab Almería paseando el pasado mes de abril por Lund, unas horas antes del inicio del Nordic IoT Hackathon 2015
Guillermo Fuertes
18:13 • 12 ago. 2015

Todo comenzó con un mensaje en el foro de Hacklab Almería. Se anunciaba un hackathon en Suecia al que podrían asistir diez equipos con los gastos pagados. “Empresas muy potentes patrocinaban el evento, recibirían solicitudes de cualquier parte del mundo... ¡y el plazo para enviarlas cumplía en tres días!”, recuerda José Juan Sánchez.




Al principio la gente lo tomó a broma: “¿cuándo vamos a invadir a los vikingos?”, decían. Pero aquello se fue animando y empezó el “¿y por qué no lo intentamos? Por enviar un proyecto no perdemos nada...”.




Pasión común
HackLab Almería es, básicamente, “un colectivo de experimentación tecnológica, social y creativa”, como se definen en su web. Un grupo abierto de gente con una misma pasión. En su mayoría son hackers, gente que disfruta desarrollando proyectos informáticos, de robótica...




Y un hackathon es una maratón de programación. Se reúne “un montón de gente durante un montón de horas seguidas”, para resolver problemas o crear cosas. Artistas, desarrolladores, gente con ideas...




Decididos pues a participar en el foro de HackLab, en un día se formó un grupo de siete personas: Ismael Olea, José Antonio Bermejo, Víctor Suarez, Sr. Piticli, Miguel Ángel López, David Rodríguez, y José Juan.




El evento estaba enfocado al ‘internet de las cosas’, la tendencia actual de conectar a internet todos los aparatos (frigoríficos, lavadoras...). Además, una empresa sueca había desarrollado un dispositivo para ello, y quería reunir ideas y opiniones de los asistentes.




Tras deliberar en el foro, “nuestra propuesta fue hackear el propio cacharro y añadir aspectos de seguridad que le implementaríamos con una aplicación de una amigo. Es decir, íbamos a ampliar un poco más sus funcionalidades”, explica José Juan.




Enviaron la propuesta el último día a las doce, “todo muy español”, ríe. Y esperaron, sin mucha esperanza. A la semana recibieron un email aceptándolos “y nos vinimos arriba, ¡empieza la aventura..!”. No era para menos, se habían recibido 51 propuestas de 14 países, y habían seleccionado sólo 11 de nueve países.


De modo que, en abril, carretera y manta. “De Almería a Madrid, luego un día en Copenhague, y de allí a Lund, la ciudad de las ideas”, recuerda José. “Es una ciudad universitaria, con investigadores, empresas tecnológicas...”.


“Allí nos enteramos de que tanto el evento como el producto está financiado en parte con dinero público, y que pensaban que en un futuro el conocimiento que se sacase de ambos se distribuyese entre las empresas de Suecia. ¡En España eso es impensable! Aquí las empresas se matan, allí cooperan entre ellas y piensan en hacer negocio”.


Tres días sin parar
Llevaban de todo en las maletas: portátiles, móviles, placas, sensores... “Allí nos daban un kit preparado, pero  llevamos un montón de cacharros por si queríamos hacer más cosas”.


El Nordic IoT Hackathon 2015 reunió a 57 desarrolladores. Había equipos de Rusia, Suecia, Canadá, Rumania, Finlandia, Italia… Algunos imponían, “eran auténticos profesionales”, recuerda José Juan. “Y nosotros, siete tíos del sur, de Almería...”.


Al fin comenzó el trabajo. Viernes, sábado y domingo, a tope, con pausas casi solo para dormir (poco), y comer. La anécdota: Miguel Ángel aplicó un método que había visto en El Hormiguero para inflar un colchón con una bolsa de basura. “La gente flipaba:  estos españoles están locos”.


El curro fue intenso. “El aparato era aún un prototipo, y nos dio muchos problemas pero hicimos algo. Tuvimos que dejar por el camino cosas que habíamos planeado, pero pudimos terminarlo”, dice.


Y no lo hicieron mal. Se dirimían tres premios, y ellos se llevaron uno: al uso más innovador al aparato. Además, “varias empresas se interesaron en aspectos de seguridad aplicados al prototipo, hay compañeros del equipo en contacto con empresas, a un compañero le ofrecieron trabajo, y otro está haciendo cosas con la gente de Arduino...”.


Y al regresar, la sorpresa: “IBM España contactó con nosotros y vamos hacer un hackathon el 2,3 y 4 de octubre aquí, en Almería”, sonríe José Juan. “Será sobre el ‘internet de las cosas’ también”.



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