Ni la Macarena

“Este año no nos salva ni la Macarena”, es lo más suave que me dicen cuando me preguntan por el Almería. Los aficionados recelan de las capacidades de esta plantilla y por mucho que les animo; al final ellos se imponen con aquello de “no se han gastado un duro en fichajes”, “la plantilla es mala”, “la defensa es un colador”, “Soriano está verde”...

Es lo que me dicen y así se lo cuento. Muchos de ustedes al leer esto se darán cuenta que es la pura verdad de lo que va de boca en boca y todo por unos años que llevamos: “que no hay cuerpo que lo aguante”, como dicen tantos.

Lo de salvar la categoría es de ley para la ciudad pero en Almería los resultados cantan y “si la plantilla era mala para que la dejan otro año”, me comentaba en el ascensor un fiel seguidor del Almería.

El pesimismo se ha instalado en esta ciudad porque no es fácil convivir con la cola de la clasificación. Llevamos más de media Liga en los cimientos de la tabla por mucho “compromiso” que nos venda Soriano.

Este panorama solo lo pueden cambiar los mismos que lo han creado y entenderán que a día de hoy el grado de confianza no es alto hacia unos jugadores que nadie sabe que les pasa.

No traga el aficionado de a pie con aquello de tener buenos futbolistas. Les da lo mismo si hay o no hay equipo. Aquí lo que demanda la afición son triunfos. Victorias. Alegrías. Puntos en la tabla.

No me gusta que en la calle haya tal desencanto. No es bueno que nos acordemos de la Virgen de la Macarena porque cuando recurrimos a ella es que la cosa parece que no tiene solución.

Yo a todos los que me preguntan por el Almería los animo diciendo aquello de “queda mucha Liga” mientras pienso para mí “eso es lo malo, todo lo que queda”.

Ya no tenemos Negredos, Melos, Ulloas, Alves, Estébanes o Charles para que nos rescaten.

Como decimos en Almería: la gente no le ve la púa al trompo.

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