Desde que hace cuatro temporadas cogiera las riendas han pasado cosas muy buenas a una velocidad de vértigo. Ahora, afronta su quinto episodio, obligado por la situación, y lo hace con herencia compuesta por más deudas que bienes: “Esta temporada URA hizo una importante apuesta al contratar a Ken Wills, entrenador neozelandés con excelente currículum; desafortunadamente esta apuesta no ha salido bien debido a los problemas de adaptación que ha tenido el míster con la plantilla y con la competición, lo cual se ha traducido en una racha de doce derrotas en doce partidos, racha que deja al primer equipo en una situación muy delicada”. El análisis inicial no puede ser otro.
Último clasificado del Grupo C de División de Honor B, habiendo perdido ante el rival más directo en casa, había que reaccionar: “Conscientes de esa difícil situación, la Junta Directiva, con el apoyo de los jugadores, decidió tomar la decisión, tras el partido con Ciencias en Sevilla, de rescindir el contrato de Wills y pedirme que me hiciera cargo de la plantilla, ello con la intención de intentar salvar la temporada”. Ya en escena, su naturaleza de analista le ha llevado a esbozar un plano de situación: “Me he encontrado a los chicos con ganas de un cambio, el que fuera, ya que han sido muchos partidos perdidos; la plantilla era consciente de que algo tenía que cambiar porque las cosas no se estaban haciendo bien”.
Uno de sus puntos fuertes es el del manejo del grupo, urgiendo en este parón una gran dosis de confianza: “Lo primero que les he dicho es que entiendo que algunos estén cansados –yo tampoco tenía ganas de coger el equipo-, pero que también entiendo que el club es más importante que nosotros mismos; lo que estamos haciendo en Almería, con la escasez de recursos y la cantidad de dificultades, es algo especial por lo que merece la pena el esfuerzo”. Hay cada vez más gente detrás por la que pelear, y además les ha lanzado un reto: “Si logramos darle la vuelta a la situación, será una de esas hazañas de las que uno no se olvida, es más, realmente jugamos a este deporte para encontrarnos en situaciones como esta y demostrarnos a nosotros mismos lo que valemos”.
Luego están las cuentas, sensaciones versus matemáticas: “La realidad es que está muy complicado; son ganar al menos cinco partidos de los diez que nos quedan y llevamos doce derrotas de doce”. Esto le motiva más: “Aun así creo que podemos, y pasa por ajustar cuanto antes el equipo y optimizar al máximo los partidos en casa”. Esos son dos ingredientes para una permanencia posible pero difícil, que también pasa por “poner el equipo a tono cuanto antes y que se venzan los tres partidos con los rivales directos y otros dos más”. Mimbres, los hay: “Tenemos la mejor plantilla que hemos tenido nunca, si bien es cierto que con las bajas de Juan Cruz y Stephen hemos perdido poder y rotación en la delantera, pero aun así sigue siendo muy completa”.
Pero el motor, por bueno que sea, sin el reglaje apropiado no saca todo su potencial: “El problema será ajustar los mecanismos y sistemas en tan poco tiempo”. Al menos por ganas no va a ser, por parte del propio Jiménez y de los mismos jugadores: “Su actitud en este tiempo ha sido intachable; la mayoría son jugadores de Almería que juegan por amor a este deporte y a su club, así que estoy seguro de que van a hacer todo lo humanamente posible por dejar el rugby almeriense donde merece”. Junto a él, personas contrastadas que le van a ayudar mucho: “He confeccionado un cuerpo técnico con gente de confianza, que los jugadores conocen y a los que tienen respeto”. Así, Rafa Pizarro será asistente de melé, Francisco Javier Gallegos el de vídeo, Alfredo Fernández el de planificación, Antonio Ceprián será el preparador físico, y Joaquín Vizcaíno y Paloma Martínez seguirán en el staff médico como galeno y fisioterapeuta.
Asume una duplicidad de cargos en el club, puesto que el ser entrenador del primer equipo no conlleva que deje la dirección deportiva: “Buscaré a varios compañeros que me puedan ayudar, pero encontrar alguien en quien poder delegar todo es algo que por desgracia no va a ocurrir”. Siente al club en su globalidad, y por ello no teme un posible menoscabo de prestigio logrado años atrás después de tan penosa marcha en División de Honor B: “El prestigio no solo depende del primer equipo; es más, el crecimiento de nuestro deporte en la provincia hace que cada vez seamos más respetados en el panorama nacional; nuestra implicación social nos ha valido varios reconocimientos”.
Pero jamás escurre el bulto y lo suyo es cambiar la perspectiva desde la que afrontar cada situación, de malo a bueno: “Perder la categoría nacional nos haría perder prestigio, pero conseguir salvarla en una situación tan dura podría tener el efecto contrario y aumentar el respeto que nos tienen”. El día 7 visita el Emilio Campra el Arquitectura, que en la jornada 2 endosó a URA la derrota más dura de su historia (82-0). En ‘lenguaje Jiménez’, más ganas todavía.
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