El campo del golf más escrutado del mundo estos días está a cargo de un almeriense de 35 años. Se llama Alejandro Reyes y desde hace seis es el jefe de los jardineros de Le Golf National, el campo de la federación francesa y sede de esta Ryder. O el superintendente, como le llaman en Francia y aparece escrito en el buggy con el que se mueve sin parar por el campo, supervisando cada detalle. A su cargo está un grupo de 170 personas pendiente de cada zona del césped, además de toda la maquinaria y un sistema de drenaje que “es una maravilla”.
“Debo asegurarme de que todo está perfecto”, cuenta Reyes horas antes de que dé comienzo el gran torneo. “Son años trabajando para este momento. Te está mirando todo el mundo del golf”, afirma. Para llegar a este puesto privilegiado necesitó “trabajo, motivación y una serie de coincidencias”. Se graduó como Ingeniero Agrónomo, hizo un máster de cuidado de césped deportivo en Inglaterra y con 23 años le contrató la empresa Polaris World, que entonces estrenaba muchos campos de golf en España de la mano de Jack Nicklaus. Eran los años del boom inmobiliario. “El hecho de que hubiera tanta construcción me ayudó a progresar muchísimo”, admite Reyes. Con 25 años ya era greenkeeper de un campo de 18 hoyos en Murcia, y poco después llegó la posibilidad de optar al puesto en la federación francesa. Reyes se lanzó de cabeza pese a que no dominaba el idioma. Su currículo habló por él. Hoy controla un campo que siempre es un factor importante en la Ryder, a menudo decisivo. Cada equipo que ejerce de local intenta llevarlo a su terreno para favorecer el estilo de juego de sus golfistas.
“Los campos del circuito europeo tienden a ser diferentes a los campos del circuito americano. Y los campos de Ryder Cup los tendemos a llevar al extremo de cómo se prepara un campo europeo. Vamos un paso más. En América hacen lo mismo. Los jugadores europeos se han criado aquí, han nacido en campos europeos y para ellos es mucho más fácil coger el toque que a los estadounidenses”, explica Reyes. “La diferencia está por ejemplo en los greens. En Europa se juegan más lentos que en América, y las calles tienden a ser más estrechas y más firmes. En América la bola llega y se para. Aquí rueda unos buenos metros. El rough europeo es mucho más denso, salvo en los links, que está más quemado”, añade. Es la estrategia para cazar a los pegadores estadounidenses y favorecer a los chicos de casa. El aliado es de Almería.
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