Llevar el apellido Rivera y además llamarse Antonio es mucho para los hombres del balonmano almeriense que tenemos en los altares a un hombre que lo fue todo en este deporte. Fue Antonio Rivera un jugador del Hormigones Madrigal a comienzos de los años setenta cuando en Almería se jugaba en los institutos y en algunos colegios. No tuvo tiempo de saborear la explosión del balonmano a finales de los setenta porque pasó a presidir la Delegación y a expandir por toda la provincia su deporte.
Cuando Rivera recibía premios en 1975 su gestión deportiva pasaba a los despachos pero con alma de jugador, y de ello sus éxitos porque sabía lo que demandaba este deporte.
Desde la cuna
La vida y la obra de Antonio Rivera tenía que seguir porque sus niños desde la primera edad correteaban por el parquet del pabellón de la Avenida del Mediterráneo. La saga sigue adelante con el mismo nombre y el mismo apellido. Hoy un Rivera entrena al Bahía de Almería llevando el peso del apellido y toda su historia.
El entrenador no ha dejado de ser jugador y lo va llevando con una lucha interna. Se contiene cuando le dan las ganas de saltar a la pista. Rivera no pierde el tiempo y sigue formándose para crecer.
“A día de hoy, haciendo cuarentena en casa y aprovechando el tiempo de forma telemática, avanzando personalmente y profesionalmente en mi carrera, Fisioterapia. Deportivamente está todo paralizado pero mirando de reojo a la temporada que viene, ya adelantando trabajo y planificando en la medida de lo posible la próxima campaña”.
La liga Nacional paralizada y los CADEBA por ahora también. “Actualmente hemos clasificado a 7 equipos a la Final4 de Almería que no sabemos si se realizará y a expensas de comunicado de la Federación Española y Andaluza para saber si se finalizarán las competiciones nacionales y estatales, y si podremos realizar los CADEBA Cadetes, Infantiles y Alevines.
Buen estudiante
Profesionalmente Antonio Rivera está “terminando mis estudios de fisioterapia, haciendo el trabajo fin de grado y acudiendo on line a algunas asignaturas”, comenta a LA VOZ mientras espera volver a pisar la pista y poder dirigir al Bahía de Almería al que le dedica buena parte de su tiempo.
Hijo de uno de los padres de nuestro balonmano y llamarse Rivera impone criterio.
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