Argumentos le sobran a Cortés para sentenciar que “somos marca consolidada, con años de esfuerzo, que sale de la unión de pilares importantes, y como equipo somos un escaparate magnífico, porque vamos paseando esta marca por todo el territorio nacional y, en esta última temporada, de nuevo también por Europa”. Alfredo, como le llaman sus muchos amigos, ha llegado para aportar su vasta experiencia al gran proyecto del mañana del Unicaja Costa de Almería de siempre, sumando voluntades e ilusiones a los valores de siempre. Como gota fina, calando en el tejido productivo, cae su mensaje de la gran oportunidad que supone para las empresas ‘vestirse de verde’. Así, el nuevo gerente del club ya maneja el producto, y siendo un reconocido especialista en ‘marca’, habla avalado por la confianza de que “este es un equipo de referencia y respeto, en gran medida también por unos patrocinadores que son, igualmente, referencia dentro y fuera de Almería, que nos acompañan en el camino, Unicaja, primera entidad financiera de Andalucía, y Fundación Unicaja, con su gran labor en todos los aspectos culturales y deportivos de alto nivel”.
Su llegada, con aclimatación en diciembre y responsabilidad en enero, ha sido entre un ‘resurgir’ de aspiraciones del club, en referencia a Europa: “La verdad es que he empezado con todo, hasta competición europea, y sobre ello debe decir que pese a que es un sobreesfuerzo para todos, tanto del equipo como del club, es de suma importancia para Almería, y vamos a intentar igualar y tratar de llegar más lejos en la próxima campaña”. De hecho, “es un incentivo, o un desincentivo, claro, si es que no llegas a donde esperas, para los jugadores y para nosotros, poder estar en una competición de la CEV, porque no deja de ser un escaparate para todos”. De ideas claras, tiene otro reto: “Uno de los objetivos principales es conseguir que el pabellón cuelgue el cartel de aforo completo en cada partido, no solo en los importantes, ya que, si se consigue, significará que estamos llegando a la gente, que los aficionados son muchos y con ganas de vernos, mas gente sabiendo que Almería tiene al equipo más laureado, y de este modo será aún más atractivo a nuestros patrocinadores y ayudará a que haya más”.
Pensando en grande, como obliga ser y estar en Unicaja Costa de Almería, todo se dirige a que “el club tenga una solidez financiera que le permita seguir asistiendo a grandes competiciones”. Claro está, para que todo esto sea realidad, el esfuerzo no es algo que se escatima y ni la situación excepcional actual ha frenado la actividad. “Se mantiene atención a quien lo necesite”, aunque oficina y pabellón se encuentren cerrados, “con los teléfonos desviados para que puedan llamarnos”, dice, y siendo consciente del alcance de las redes sociales del club, añade que “son la herramienta perfecta para que la afición se mantenga vinculada con sus colores, con contenidos propios que le interesan”. Dicho esto, no duda ante la pregunta de si estará el club preparado para la vuelta a la ‘normalidad’: “Claro, porque no se ha parado; no jugar no quiere decir que esto no siga funcionando, a ritmo distinto, pero listos para volver a esa referida normalidad y deseando que sea pronto”.
Y es que, para no ‘faltarle de nada’ en estos meses de ‘entrada en el club’, incluso ha tenido que afrontar la transformación hacia un funcionamiento adecuado dentro del confinamiento. Lo primero, las personas, “se ha trabajado duro para que todos los jugadores estén viviendo esta situación con sus familias”, superando dificultades propias de la distancia, “preocupados por Pei, Dimitrii, Nick y Hage, que son los que estaban más lejos de sus casas y los aeropuertos se estaban cerrando, pero sí se les consiguieron los viajes cuando era muy complicado”. Sabe valorar lo que tiene, y por ello prefiere no prestar atención apenas a que sí, “lógicamente echo de menos el contacto directo con amigos, el desayuno de compañeros, la cerveza del fin de semana…”, para centrarse en que Unicaja Costa de Almería debe servir siempre de ejemplo. Esa responsabilidad la traslada a los otros clubes: “Ninguno puede olvidar que son escaparates; los seguidores se reflejan en ellos y ven un modelo a seguir, y de ahí la importancia de que la actuación de todos tienda a ser ejemplar”.
Lo ve natural, porque es lo que se respira en la entidad a la que gestiona: “Cualquier club deportivo se debe sustentar en una serie de valores y principios, como respeto, compañerismo, cooperación… y se hace obligado cumplirlos en cualquier situación, pero no solo dentro del vestuario, sino, y principalmente, fuera de él; los valores han de proyectarse y convertirse en una forma de vida”. Así, encajar en la maquinaria ahorradora no le ha costado tiempo, “las personas vinculadas de un modo u otro al club han hecho que sea mucho más fácil, sin olvidar la ayuda del anterior gerente, que ha estado y sigue estando para cualquier duda que pueda tener”, pero sí algo de esfuerzo: “No te voy a engañar, no ha sido ni esta siendo fácil, porque salí de mi zona de confort, en la que llevaba más de veinte años, para lanzarme a una aventura de incertidumbre, ser responsable de muchas familias que dependen de decisiones y gestión acertadas”. A ello cabe sumar el ‘desvío’ obligado por este COVID-19: “En la aclimatación no puedo apartar la situación actual, ya que llevo casi cuatro meses y uno de ellos lo he pasado dentro de ella”.
Es de los que no se queja, de los que se ponen en la piel de los demás, y por eso a esto del confinamiento le pone buena cara: “Lo estoy llevando bastante bien, ya que por suerte mi tipo de trabajo me ha permitido poder desarrollarlo en mi casa desde el primer momento, y en él mantengo los mismos horarios, si bien me permito lo de madrugar menos porque evito el desplazamiento al trabajo -un guiño-, además de que mis hijos ya son mayores y no necesitan la misma atención que los de una edad más temprana, y que por mi tipo de vivienda, con algo de espacio al aire libre, puedo ‘salir a la calle’ estando dentro de casa, lo que da mucho alivio en muchos aspectos”. Lo que más destaca de lo que se ha encontrado es, “sin duda, el equipo humano”, y matiza que “colaboradores internos y externos están siendo fundamentales en mi adaptación”, añadiendo “la afición y la pasión que tiene por este deporte y este club; siendo una disciplina que no tiene el mismo seguimiento que el fútbol, ver cómo van ocupando sus asientos poco a poco en cada partido, independientemente de lo que haya fuera de las paredes del pabellón, como son partidos de otros deportes”.
Ahí es donde encaja su condición de alta profesionalidad: “Era muy poco de voleibol, por no decir casi nada; la relación con este deporte la mantuve desde sexto a octavo de EGB, fíjate si han pasado años, dado que los cursé en uno de los colegios en los que más impulsaban el vóley, el Madre de la Luz, con Don Pedro, que era nuestro entrenador y profesor de gimnasia”. Esa ‘distancia’ le ha permitido vivir un ‘flechazo’ para amor duradero, junto a una creciente masa social. No a los que están o quedan por venir, sino a toda la sociedad, pide ahora “paciencia, porque esto tiene un final, una fecha de caducidad y debemos tener esperanza en que esté próxima”, y desea “fuerza, física y psicológica, para aguantar la situación y para volver a arrancar toda la maquinaria cuando volvamos”. Divertido en su forma de ser, además suma a este mensaje que se tenga “mucho sentido del humor, ahora más que nunca necesario”, y “empatía con los que se quedan en casa, con los que tienen que ir a trabajar, con la gente que está exponiendo su salud… paciencia y comprensión, porque cada uno puede reaccionar de manera diferente, solidaridad con los que arriesgan sus vidas”.
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