El fútbol volverá a mediados o finales de junio y habrá partidos todos los días de las semana, también los lunes, con un margen de 72 horas para cada equipo. Aún se está trabajando en las franjas horarias, pero habrá partidos desde las 18 horas en las zonas menos calurosas del país y hasta las 23 en los territorios más cálidos. De lunes a viernes los partidos empezarán como muy tarde a las 19:30 horas, mientras que el fin de semana se disputarán antes de las siete y media de la tarde en los estadios del norte de España y se irán hasta las once de la noche en los del sur del país.
El consenso se hará público una vez que el magistrado Andrés Sánchez Magro, uno de los jueces más entendidos en los entresijos del fútbol y un gran aficionado y fiel seguidor del Cádiz, lo sancione en el Juzgado Número 12 de lo Mercantil. Porque fue en sede judicial donde Liga y Federación acudieron en agosto del año pasado para resolver el problema. Sánchez Magro autorizó entonces el fútbol los viernes, pero no los lunes. Fue una sentencia cautelar, que ahora podría retocar tras el acuerdo entre las partes. Porque no parece que un magistrado de lo mercantil sea quien se oponga a un acuerdo.
La Federación (RFEF) y LaLiga (LFP) buscan el consenso tras años de discrepancias. Luis Rubiales y Javier Tebas han aplicado el artículo 5 del Código de Buena Conducta que firmaron ante Irene Lozano y han resuelto discutir juntos en la Comisón de Seguimiento el calendario y los horarios del reinicio del Campeonato "buscando acuerdo de consenso". Jugar los siete días de las semana con horarios dobles y en franjas horarias según el clima de cada territorio del país es el pacto que deben ratificar. Detrás de este asunto se libra el pulso de las competencias de la RFEF sobre el calendario y de LaLiga sobre los horarios.
El hecho de que los encuentros vayan a ser a puerta cerrada elimina el factor que la RFEF consideraba clave para oponerse al fútbol de los lunes, un día que no consideraba el mejor para los aficionados. El presidente de la Federación, sin embargo, va más allá y está en la disputa sobre las competencias. LaLiga, en el espíritu del buen entendimiento del Pacto de Viana, volverá a la comisión mixta de seguimiento RFEF-LFP tras renunciar a participar por el 'caso grabaciones'.
Para LaLiga, poder jugar siete días por semana supone tener la capacidad de que un equipo que dispute un partido el lunes pueda volver a hacerlo el jueves, de modo que le da la capacidad de montar dos jornadas por semana y la posibilidad de cerrar el Campeonato antes del 29 de julio, la fecha tope señalada por la UEFA (organización de la que Rubiales es vicepresidente) para el final de los campeonatos nacionales ya que a partir del 2 de agosto está diseñado un final exprés de la Champions, cuyo último partido se disputaría el 29 de agosto en Estambul, siempre que se cumpla el calendario previsto y la pandemia no lo impida.
Para LaLiga, para los 20 clubes profesionales de Primera, acabar las once jornadas que restan suponen cerca de 550 millones de euros en derechos de televisión, una cantidad a la que no pueden renunciar porque las pérdidas por jugar a puerta cerrada, y lo que eso arrastra en otro tipo de ingresos como marketing, tiendas, etc, van a ser millonarias. Los jugadores profesionales, por su parte, también necesitan esos ingresos en sus respectivos clubes para poder cobrar sus altas remuneraciones, que sin duda se verán recortadas porque el fútbol sin público se prolongará al menos hasta enero de 2021, según las previsiones. De ahí la importancia de cerrar el acuerdo con los operadores de televisión, que tampoco quieren pasar los lunes al sol.
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