Andrés Soler, el señor del Cuevas

Igual vino al mundo con una pelota debajo del brazo. El fútbol es su pasión, si vida, y no sabría vivir sin sus niños del Cuevas, sus niños del fútbol. De hecho, confiesa a LA VOZ, el periódicos de todos los almerienses que lo pasa muy mal (“fatal”) cuando llega el parón del fútbol cada verano.

Andrés Soler se ha convertido como en el ‘padre’ de tantos niños, de tantos canteranos que pasaron por el Cuevas, el club de este gran personaje en el mapa del balompié almeriense. Cada viaje con sus jugadores para jugar un partido de fútbol a la capital o cualquier rincón de la provincia de Almería es como una bonita experiencia para aquellos que lo conocen bien porque tener a Andrés Soler como amigo, de esos amigos de verdad, es como un privilegio porque su corazón es tan grande como el cielo.

Tan sencillo, tan cercano, tan buena gente... que sería casi imposible dibujar en la vida otro como él. Es único, inconfundible, una persona querida por todos aquellos que lo conocen. Es conocido por el fútbol almeriense por todos, mayores y pequeños, y todos coinciden: es un grande del fútbol de Almería. Vamos al grano: dicen que eres el hombre más grande de nuestro fútbol: “¡No!  hay otros que también son muy grandes...”, responde convencido.

Una vida en el fútbol: “Desde los 13 ó 14 años, ahora tengo 65, por lo que llevo eso, 50 años en el fútbol, medio siglo”, aunque recuerda, porque Andrés es muy formal para las fechas, que “tenemos que quitar esos tres años en los que no hubo fútbol en Cuevas; estuve como seguidor en el Mojácar, pero soy yo del Cuevas toda la vida”. Los niños del Cuevas “son como mis niños deportivos, son mi vida”.