Tocar y hacer oro…, pero cambiando el mito al ansiar riquezas para los que están a su lado y no tanto para si mismo. Quien lo conoce sabe que así es la persona que respira y siente bajo la camiseta de ‘Most Valuable Player’ que se enfunda antes de saltar a la pista. Irremediablemente sucede así porque Kukartsev no puede jugar de otro modo: pensar siempre en convertir en oro cada balón que vuela cerca, y nunca dejar de ser Pablo. Equilibrio, pocas palabras y muchos hechos. Hará en breve dos años, durante su debut como jugador local en el Moisés Ruiz, que se ganó, con su primera exhibición ‘de verde’, el apelativo de ‘Rey Midas’. Fue precisamente contra el Vecindario que a los pocos meses cedió plaza al que fue su Guaguas. Ahora toca volver, porque de eso va la mitología griega, de dioses y héroes, y el reto es grande.
“Mi gran rival son todos y ningún equipo al mismo tiempo”, asegura el opuesto pleno de motivación al mirar al frente: “Va a seguir habiendo sorpresas, porque me consta que a se están formando proyectos con capacidad para ello; ya no existe un ‘eterno rival’, no te puedes relajar ni despistar; con el respeto que cada contrincante merece, toca salir con el cuchillo entre los dientes en cada partido”. Lo dice más claro todavía al afirmar que “afortunadamente para el voleibol nacional, veo una liga que se va a seguir endureciendo en cuanto a competitividad entre equipos, y los clubes se están reforzando después de que la temporada pasada ya quedase claro que los partidos no sólo hay que jugarlos, sino también hay que pelearlos”, textualmente. Kukartsev la define como “una Superliga fuerte y enriquecida”.
Es la situación soñada, porque “eso siempre es un factor de motivación para los que jugamos y de atracción para la afición”. Lo afrontará en Unicaja Costa de Almería: “Lleva años siendo un club referente en el voleibol y la temporada pasada lo volvió a demostrar, que sigue estando entre los grandes”. Eso ha pesado en su decisión de regresar, pero ha sido clave el referido equilibrio entre Kukartsev y Pablo, el jugador y la persona: “Aquí siempre me he sentido querido, valorado y respetado, tanto por el club como por la afición, e incluso vistiendo otra camiseta he sentido el calor de toda su gente, así que cuando Manolo me llamó, lo tuve claro”. En todo caso, piensa que su apuesta no es tan arriesgada como pudiera pensarse por dejar al campeón: “Volver a un club que gana dentro y fuera de la pista siempre es una buena opción”.
Asume lo que conlleva volver con dos títulos y dos reconocimientos individuales por su innegable aportación a esos entorchados, pero no piensa como lo haría alguien ‘normal’, sino como lo hacen los auténticos campeones, sin ver techos: “Los títulos son consecuencia del trabajo bien hecho, un reconocimiento por buenos resultados, así que mi objetivo para esta temporada no es otro que ese, el de seguir trabajando duro y con la misma pasión que hasta ahora, darle a Unicaja Costa de Almería lo mejor de mí, aprovechar la confianza dada para seguir creciendo y mejorando como jugador”. Lanza la advertencia de que todavía no se ha visto su verdadero potencial: “Espero demostrar que mi crecimiento como jugador no ha alcanzado su máximo, espero que mi esfuerzo individual sirva para el logro colectivo…, y espero ganar”.
Eso solo será posible si el equipo funciona, y a ese respecto del grupo espera “lo mismo que espero de mí”, sentencia, “un equipo competitivo, con ganas de trabajar y esforzarse al máximo en cada entreno, cada partido y cada punto”, continúa, “un equipo ambicioso, con mentalidad ganadora y capacidad de entrega”, añade, “grupo humano que sea familia y haga piña para afrontar los retos de toda la temporada”, finaliza. Y es que cuando juega no pienso en si es o no ‘referente’: “Prefiero entender el equipo como un conjunto de piezas, todas necesarias e imprescindibles para que todo funcione”. Pese a ello, tiene localizado su “gen ambicioso y ganador”, ese que, efectivamente, “hace que sí me guste tirar del equipo para que todo el engranaje de nuestra maquinaria funcione tanto en la pista como en el vestuario”.
En ese sentido, lo toma con agrado y entendiéndolo como un elogio: “Para mí es un honor que se deposite esa confianza en mí y asumo el reto con humildad, con toda la responsabilidad y con infinita ilusión de sumar y aportar en ese nuevo rol”. Sueña con que sea en un contexto libre de COVID-19: “Ojalá, primero porque será la señal de que la situación mundial tan crítica que hemos vivido y seguimos viviendo haya mejorado; deseo que la vacunación ayude a llevar un ritmo fluido de entrenamientos y partidos, y, por supuesto, que nos haga llegar a un inicio de temporada con las gradas lo más llenas posibles, porque hemos visto que este año ha sido duro jugar sin el calor y el aliento del público”. Quiere corresponder: “Estoy deseando poder volver a compartir y celebrar con ellos cada fin de semana”.
Ha querido centrarse en la afición ahorradora, “volver a sentir su apoyo y ese cariño que recibí cuando estuve la primera vez”, desea, sabiendo reconocer la sabiduría de esta grada: “La afición de Almería, en gran parte, es de gente que lleva muchos años siguiendo el vóley y a Unicaja, y eso se agradece, porque se nota su cercanía en cómo viven, sufren y celebran contigo”. De este modo, “espero a un público vivo, que venga a divertirse con todas las ganas contenidas de este año y que entre todos hagamos del voleibol un espectáculo y del Moisés una fiesta”. Reconoce que va a ser “un punto y seguido” porque “en Almería me siento en casa, y a casa siempre es fácil volver; conozco y me gusta la ciudad, su ambiente, su vida… y respecto al club, conozco, entiendo y comparto su filosofía y forma de trabajo”.
A ese respecto, se queda con varios elementos de los que definen a Unicaja Costa de Almería, como “su disciplina, su profesionalidad y su forma de entender el trabajo diario y la competición”. Eso fue lo que lo condujo por primera vez hasta aquí, “fue un factor que sumó y me atrajo en su momento” y que “este año ha vuelto a hacerlo”. Pablo Kukartsev se impacienta, “honestamente, ya estoy con ganas de empezar a entrenar”, y a la vez se carga de paciencia frente a la idea de un medio plazo: “Si se habla de un proyecto ambicioso y sólido, por supuesto que apostaría por seguir vistiendo de verde más allá de este año; me encantaría volver a defender los colores de Almería en Europa, algo que, sin duda, beneficia al club y a la ciudad; sería un verdadero orgullo”. El Rey Midas hace oro, pero recoge la cosecha de la sencillez.
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