Deportistas del ayer, madres hoy, de vuelta a las canchas 20 años después

Las 'mamás' están de moda en el deporte. Deportistas que en su día llegaron a competir en categorías nacionales, algunas de ellas en la máxima división española, o que incluso llegaron a enfundarse la elástica roja de la selección en compromisos internacionales, y que hoy en día, tras varios años alejadas de las pistas de juego, se han visto nuevamente envueltas en entrenamientos, torneos y viajes por la provincia o, también, por el resto de España.

Las Towanda, en balonmano, y la Safa, en baloncesto, son dos grandes ejemplos de que se pueden retomar viejos hábitos y la práctica deportiva después de cumplir cierta edad y ser madre. y, sobre todo, disfrutarlo y compartirlo con la familia: las compañeras de entonces y la que tienen en casa.

Ambos clubes se formaron recientemente y de un modo similar. Las Towanda nacen tras un encuentro que tuvo lugar el sábado 12 de mayo de 2018, con motivo del vigésimo aniversario del ascenso del histórico Vícar Goya de balonmano a la División de Honor femenina. El 'mamá game' de Safa lo hizo en un encuentro que se produjo entre exjugadoras del club en el 75º aniversario del colegio, coincidiendo con que ahora sus hijas comparten equipo en las categorías inferiores del club. Sin darse apenas cuenta, unas y otras se vieron de pronto de nuevo enfundándose la equipación de juego, también más de dos décadas después de la última vez. Como si no hubiera pasado el tiempo, que veinte años no es nada.

"Quedamos para jugar un partidillo, fijaron un día para entrenar y se creó una rutina, una fue llamando a la otra y de pronto empezaron a salirnos torneos y nos teníamos que constituir como club, cada vez ha ido viniendo más gente y hoy en día somos más de 50 jugadoras", explica Roma García, nombrada presidenta de las Towanda -también lo es de la Delegación de Almería de la Federación Andaluza de Balonmano-, acompañada por otras deportistas como Sara Castro, Trini Cañellas, Mª Carmen Rodríguez, Esther García o Rocío Martínez. 

"Hicimos un partidillo de madres contra hijas y nos vinimos arriba. Ese mismo fin de semana quedamos y el domingo nos mandaron un enlace de que existía la competición de 'mamá game', nos animamos y dijimos de intentarlo", apunta por su parte Rosana Villaverde, integrante del equipo de baloncesto del CD Safa., acompañada en su caso por Encarni Alonso, quien llegó a jugar en las principales categorías nacionales.

En el caso del equipo de balonmano, había una liga de veteranas a nivel andaluz con en torno a una decena de equipos, no regulada por la federación, en la que cada club participante de toda Andalucía organizaba una sede y los equipos se desplazaban hasta ese punto para hacer una jornada, aunque la pandemia frenó esta competición y ahora se disputan torneos sueltos, igualmente en sedes. Un formato similar es el que sigue la liga de 'mamá game' en baloncesto: en su caso, sí hay una competición federada en la provincia, con siete equipos en liza, y las jornadas se celebran a modo de concentración.

Unas jornadas que, en ambos casos, son auténticas 'fiestas' a las que las deportistas acuden respaldadas por sus mayores animadores: sus parejas e hijos. Además, suelen acabar con una convivencia en la que comparten comida y bebida. "A algunas las llevaba sin ver más de veinte años, y está muy guay", apuntan desde las Towanda. "Te da mucha alegría, vas a jugar y a pasarlo bien, hay buen rollo", explican desde Safa.

Además, se da el hecho de que ambos equipos han recuperado incluso a los que fueron sus entrenadores mientras estaban en activo: Miguel Ángel Florido en el caso de las exjugadoras del Vícar Goya y Nacho García Cáceres en el de las de Safa. "Cuando vamos a entrenar, el ambiente es serio", coinciden. Eso sí, "la exigencia, obviamente, ya no es la misma que teníamos entonces".

Towanda era el grito de guerra de una de las protagonistas de la película 'Tomates verdes fritos'. "Lo propuso una compañera y todo encajaba", comenta Rocío Martínez, integrante de este club y encargada de todo el marketing y las redes sociales: "era una mujer que superaba adversidades y era su manera de desfogar cuando estaba al límite, con ese grito le dimos sentido al equipo, donde además de entrenar y jugar partidos tenemos otro movimiento social que nos motiva a seguir con este proyecto", impartiendo charlas por centros educativos.

"Lo único malo es que los partidos son solo una vez al mes", añaden en Safa, aunque "es verdad que pensamos en jugar también la liga municipal, solo que es más complicado a nivel de conciliación con los hijos".

Tanto en un lado como en otro, lo más difícil está hecho: haber retomado la rutina después de muchos años, en algunos casos hasta 25, alejadas de las canchas. Lo más fácil lo hacen en cada entrenamiento, disfrutar con lo que hacen, y en cada partido, compartirlo con los mejores seguidores que pueden tener: su familia.