Moto Guzzi es otra de las firmas europeas que entra en el selecto club de las marcas motociclistas centenarias. La V100 Mandello es el último capítulo -hasta ahora – de la historia de la casa lombarda. Y una de las marca que se suman al catalogo que tiene INDALMAR MOTOR en sus instalaciones del polígono La Juaida, de Viator.
La Guzzi V100 Mandello que hoy tenemos la oportunidad de presentar se trata de unhíbrido entre las sensaciones deportivas clásicas, el más puro roadster y la vocación de una auténtica tourer.
Cuidado al detalle
La silueta de la Moto Guzzi V100 Mandello destaca por sus estilizadas líneas que recogen guiños a algunos de sus modelos emblemáticos. Su frontal ya afirma la personalidad del conjunto con una óptica en la que destaca visiblemente la luz diurna de leds, que, bajo la forma del águila, ya forma parte del sello reconocible en la última generación de Guzzis. Es más, la óptica incluye un par de faros adicionales que se encargan de iluminar en interior de la curva.
El parabrisas una pieza que a priori puede parecer apenas un cupolino semejante al que montan algunas naked pero que en realidad es una protección regulada de forma eléctrica que permite elevar su perfil hasta 90 mm mediante los controles de la piña izquierda.
Uno de los elementos que más expectación ha suscitado en relación a este modelo, son las aletas laterales o flaps. Estos deflectores actúan en los modos de conducción Turismo y Lluvia; en el primer caso se abren por encima de los 70 km/h (aunque puede ajustarse ese inicio de accionamiento) y se cierran por debajo de 20 km/h del umbral de apertura. En el modo Lluvia se mantienen abiertos de forma constante.
La transmisión es por cardán en el flanco izquierdo a través de un atractivo y moderno monobrazo de aluminio. Llega equipada con un propulsor de 1.042 cc, distribución por doble árbol de levas en cabeza con balancines, cuatro válvulas por cilindro accionadas por cadena, lubricación por cárter húmedo y embrague multidisco en baño de aceite equipado con control hidráulico. Declaran 115 CV de potencia y un par motor de 105 Nm, caracterizados por una excelente respuesta desde la zona baja del tacómetro.
Cómoda y natural
El depósito de 17 litros de capacidad deja paso a un asiento de dos piezas que en la parte del piloto alarga su unión con el tanque de combustible hasta muy arriba y deja al pasajero con una zona elevada, pero de generoso mullido.
La potencia no supone un problema a la hora de transmitirla a la rueda trasera porque, aunque en este caso se ha prescindido de tirante de reacción, la salida del eje cardánico de transmisión discurre mucho más baja y minimiza el efecto de elevación típico de las viejas Guzzis.
El bastidor de tubos de acero cuenta con una distancia entre ejes de 1.486 mm, ideal para potenciar las cualidades de agilidad. Llantas de 5 brazos en forma de Y, con neumáticos deportivos Pirelli Diablo Rosso IV, pinzas Brembo de 4 pistones delante y 2 detrás, horquilla invertida y monoamortiguador en el lateral izquierdo completan la parte ciclo de la Guzzi. Hay que aclarar que la versión S llega con una suspensión completa Öhlins que se comporta con precisión quirúrgica. Claramente, es un extra de la versión mejor dotada que nosotros recomendamos sin paliativos.
Valoración Final
Tras una jornada marcada por el buen tiempo, han sido unos cientos de kilómetros a través de autovía, montaña, carreteras comarcales, ciudad… La moto nos gusta, y mucho. Apenas transmite calor el motor, la protección del viento adaptativa es una pasada, el motor va bien y, además, la moto es preciosa. La mires por donde la mires es un alarde de diseño.
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