La vieja guardia del Pavía se reúne a la orden de su comandante Janto

Los arlequinados están de moda. El Pavía vuelve por sus fueros en la Primera Andaluza y la Vieja Guardia sigue fiel a la tradición de reunirse para recordar tiempos pasados que para todos eran los mejores. El capitán Jeromo a la cabeza y el comandante Janto al pie del cañón. Aquellos niños del Tito Pedro eligieron una de sus sedes habituales, El Tintero, para brindar por aquellos goles con sabor a Misa que se marcaban en el desaparecido campo de El Seminario. Ellos son el alma del Pavía. Son el pasado más reciente y la fuerza del futuro. Su estela de buen fútbol se ha ido transmitiendo de padres a hijos con un sentimiento arlequinado que se percibe en sus caras y se nota en su modelo de vida. El club que nunca tuvo campo en su barriada puede presumir de contar con un sinfín de hombres de bien que se formaron en su cantera inagotable y que mantienen viva la ilusión de siempre pese a que la edad les retiró del terreno de juego. Hombres como Janto siguen ligados al Pavía de sus amores y cuando llegan los momentos como el vivido ayer se dan cuenta de que ha merecido la pena conocerse y compartir las ilusiones de juventud en un mismo vestuario.

Muy grande Nadie como los que le vieron competir saben de su calidad deportiva y humana. Fueron los compañeros de antes y amigos de ahora los que aprendieron de él. Eran otros tiempos y otros campos pero: fueron felices.
Se llama, Ángel Antonio Arcos Revueltas, pero todos le conocen por Janto. Imprescidible a la hora de escribir la historia del Pavía. Un interior diestro con llegada y gol. Un talento futbolístico universal del club de la Plaza.

Copas arriba No quedaron emociones libres en el Tintero, fueron compartidas todas junto a Janto. Se quitaron muchos años del alma y volvieron a levantar la copa por encima de sus cabezas. Tan unidos como siempre, hoy son trabajadores unos y hombres de negocios otros, pero siempre del Pavía. Nadie les va a quitar lo ‘bailao’ a la Vieja Guardia de Janto.