Rosberg gana en Australia y Fernando Alonso acaba quinto

El Mercedes del alemán fue muy superior al resto con Ricciardo y Magnussen en el podio

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Agencias
10:11 • 16 mar. 2014

Se escuchan los aplausos de la afición australiana en la recta de meta cuando ven un coche de plata de paseo por el parque. Nueva y vieja Fórmula 1. El ruido de los motores que erizaba la piel del que llegaba al circuito por primera vez ha dejado paso al sonido de las unidades de potencia que apenas son un susurro de viento. Novedad. Pasa, primero, como durante toda la carrera Nico Rosberg con el Mercedes, victoria con un mundo de ventaja sobre el resto. Al final del año pasado era Sebastian Vettel con el Red Bull, ahora es su compatriota con la escudería de la estrella. Rutina. Así están las cosas tras la primera carrera de la temporada. En la que el hijo de Keke volvió a hacer honor a su padre que logró la victoria en Australia, circuito de Adelaida, en la primera edición de este gran premio en 1985.
Nico salió bien, se puso primero y a partir de ahí comenzó a rodar tan rápido como se preveía para ganar sin problemas, una palabra que ya recordarán para siempre en este circuito otros dos pilotos, otros dos aspirantes: su compañero Lewis Hamilton y Sebastian Vettel, el cuatro veces campeón del mundo. Y es que el británico tuvo que abandonar por problemas en su propulsor en la cuarta vuelta y el de Red Bull hizo lo mismo en la quinta. Dos bajas importantes, dos grandes vestidos de calle antes de tiempo, dos enfados diferentes. Si Lewis se lo tomaba como algo normal porque sabe que tiene un avión en el garaje. Mientras, Seb, poco acostumbrado a estas cosas de la miseria agriaba el gesto ante la prensa, lleva con averías todo el fin de semana y cree que no lo merece. Normal. Pero...
Su compañero, Daniel Ricciardo consiguió un extraordinario segundo puesto en su debut con el Red Bull ampliando si era posible esa sonrisa permanente que lleva pintada en la cara desde siempre, recibiendo el abrazo inmenso de su afición, digno sucesor de un Mark Webber, exultante ante su televisor 4K de última generación. Red Bull, con problemas. O no. Juzguen los lectores.
Pero si Ricciardo está ahí, otro que ha demostrado lo que se sospechaba de él ha sido Kevin Magnussen. Primer podio de un debutante desde Lewis Hamilton en 2007. El símil ya se había utilizado en estas páginas. Y era lógico. El cambio que ha dado Ron Dennis ha este equipo, que el año pasado no logró subir ni una vez al cajón y ahora empieza tercero y cuarto con Button es increíble. Tiene cara de enfado perenne, pero el tipo es bueno. Muy bueno. Ron, digo. Pero Kevin, también y este lo que tiene es cara de que su vida es normal, de que el éxito forma parte de la rutina.
Rutina. Palabra maldita para Fernando Alonso. El español quizá esperaba un salto de su equipo, que de una vez por todas tuviese un coche para ganar y ganar y ganar. Pero otra vez está detrás, otra vez se juega la vida para ser quinto,para estar lo más arriba posible y no poder. Se pasó toda la carrera detrás de Hulkenberg y cuando lo adelantó en boxes ya le había pasado a él Button. Los matemáticos de rojo sucumben ante Woking, Jenson pasó de décimo a sexto en la primera parada y de sexto a cuarto en la segunda. Genios.
Mucho mejor sí que Raikkonen, octavo y porque despertó a tiempo de pasar a Vergne y el Toro Rosso. Pero no. No era lo que esperaba la afición, aunque viniésemos avisando. Ferrari por detrás no de Mercedes, de todos los que suenan a Mercedes. Así empieza el año. Sale el sol ahora en Melbourne, la afición ha tomado la pista, hacen ruido...




 










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