Las bajas dejaron a Francisco con lo justo en el plano defensivo

El Almería, a la espera de un milagro

Miguel del Pino
18:47 • 21 abr. 2014

El Almería es un equipo modesto, dicen incluso que es el más modesto en 1ª, algo que no sé con exactitud dado que desconozco cual es el presupuesto de la plantilla. Pero está claro que su plantel anda bastante justo de calidad para competir en la Liga BBVA en tono de igualdad con equipos que le superan en medios. Es el caso del Celta, que puso de manifiesto sobre el bien cuidado césped del Mediterráneo que la calidad de sus hombres está muy por encima de los nuestros. A lo largo de la temporada el gran pecado del Almería ha sido querer competir en un plano de igualdad ante equipos que son mejores. Una jornada sí y otra también se viene hablando de fallos puntuales en defensa que provocan las pérdida de partidos, pero esos fallos no son exclusivos del Almería, llegan en todos los equipos. El problema es que en el conjunto almeriense estos fallos se ven mucho más y tienen más repercusión porque juega sin el bombero que sea capaz de apagar esos fuegos que se producen en su retaguardia. El pasado domingo Luis Enrique, consciente de su superioridad técnica, planteó el partido ante el Almería en un tono de igualdad nada habitual en sus últimos compromisos, prescindiendo de uno de sus tres centrales. Ante esta situación Francisco no tuvo la posibilidad de hacerse fuerte en defensa y esperar su oportunidad, que hubiera sido la deseable, porque se quedó sin alternativas.
Perdió de una tacada a 3 de los 4 centrales de la nómina rojiblanca y con ellos la opción de haber jugado con Hans Martínez como bombero en la medular. Marcos Tébar tuvo que funcionar como central, y el jugador cumplió, y Azeez asumió el papel de marcar a Rafinha, pero le faltó el apoyo de sus compañeros para tapar las salidas del hábil futbolista cedido por el Barcelona. Ahora hay una semana por delante en la que será importante poder recuperar efectivos para el viaje a Barcelona.
El Almería afronta cuatro finalísimas con las que se cierra la temporada en Primera, pero entiendo que las posibilidades de seguir militando en la máxima categoría del fútbol nacional son mínimas, para mí nulas. Más allá de la tabla y del calendario las sensaciones que transmite el equipo en todos los aspectos sólo invitan a la resignación... salvo milagro.







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