Todos los almerienses nos hemos alegrado de la permanencia del Almería. El enfrentamiento del pasado domingo en el Mediterráneo, con lleno hasta la última grada, es la expresión del apoyo de una afición leal y entregada propia de una provincia pequeña pero que quiere estar en Primera con orgullo, porque supo ganarse la permanencia totalmente entregada con sus jugadores y con su joven entrenador, valiente donde los haya y con un prometedor futuro por delante.
El fútbol es así, un juego, un lugar de emociones en el que unos pierden y otros ganan, que nos devuelve a nuestra infancia, al recuerdo de aquellos partidillos en la plaza del pueblo o en los descampados, que nos enseñaban, inconscientemente, el juego mismo de la vida que siempre es ganar o perder, y con el ejemplo de que al final lo importante no es tanto el éxito sino el trabajo y el esfuerzo que se realiza.
Mantenerse en Primera como lo ha conseguido nuestro Almería en esta temporada es ejemplo de ese gran esfuerzo que caracteriza a los valientes en cualquier orden de nuestra vida; el mismo esfuerzo que caracteriza cada año a nuestros preocupados agricultores, a los que siguen vendiendo mármol por el mundo a pesar de las dificultades y a los que saben ofrecer lo mejor de nuestros paisajes, de nuestra gastronomía y de nuestro saber hacer en cada campaña turística.
No descubrimos nada nuevo si decimos que el fútbol en nuestros días es un deporte de masas que no escapa a la actividad económica de una ciudad y un agente fundamental de su imagen. Tener un equipo en primera División es un activo con el que pocas provincias pueden contar. Lo saben muy bien los empresarios y las Administraciones que nos preocupamos del día a día y el futuro de la provincia de Almería. Sabemos lo que nos cuesta económicamente promocionar a nuestra tierra, el esfuerzo que en materia de turismo tenemos que hacer desde la Diputación para ocupar un lugar, para posicionar nuestras ofertas, para construir una marca… y cuanto se nos ayuda desde los sectores culturales y deportivos almerienses, como Bisbal a nivel internacional, o la presencia de la Unión Deportiva Almería en los medios de comunicación nacionales todas las semanas. Desde la Diputación siempre hemos sido agradecidos y les hemos otorgado nuestro más alto reconocimiento.
Por todo ello, desde estas páginas quiero felicitar a toda la familia de la Unión Deportiva Almería por su permanencia, al Presidente, a los jugadores, al equipo técnico y a cuantas personas trabajan a su servicio: todos ellos ponen lo mejor de sí mismos para, más allá del espectáculo futbolístico, colaborar en la imagen y el futuro de todos los almerienses.
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